Por la boca… La escoba de Podemos

‘Como no podía ser de otra manera’… Se trata de una coletilla que emplean, una y otra vez, los políticos en sus declaraciones y muchos comunicadores y contertulios en sus intervenciones. Una coletilla que, casi siempre, no es más que un tópico sin sentido entre otras cosas porque, en la mayor parte de las ocasiones, sí puede ser de otra manera.

Pero hay veces en que la frase tiene todo su sentido.

‘Como no podía ser de otra manera’, Pablo Iglesias ha salido elegido, por una mayoría aplastante, prácticamente por aclamación, responsable absoluto –dicho sea en el más estricto sentido del término- de Podemos. Ha sido una votación alejada de las habituales en los partidos de ‘la casta’. Una votación por internet y dilatada en el tiempo, en la que han votado los que `se habían apuntado’.

‘Castas’ aparte, ha sido una votación más bien rarita, pero para estar empezando no está mal. Pablo Iglesias, ‘como no podía ser de otra manera’, y todos los componentes de su candidatura, han salido elegidos por 95.000 ‘apuntados’ y han copado todos los puestos de la organización, 62 del llamado Consejo Ciudadano y 10 de la denominada Comisión de Garantías.

Y ¿después? Después llegó el discurso del flamante responsable. Uno más de la letanía de demagogias, vaciedades y sinsentidos que forman parte del bagaje, más bien escasito, de este profesor que, a lo mejor por serlo –él y la mayoría de sus compañeros- se mueve en un plano totalmente teórico y, lo que es peor, con teorías del siglo XIX. Un discurso de formas suaves, de amenazas proferidas con voz tenue, con triunfalismos sonrientes y con ademanes comedidos. Y también con sus metáforas. Y sobre todas, la metáfora de la escoba.

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Dice Iglesias que Podemos es una escoba. Una escoba que, según él, acabará con toda la basura que hay en la política de este país, cuando esa escoba –en plan moderno se podría haber hablado de una aspiradora- se instale en La Moncloa.

La metáfora de la escoba se entiende. Pero en Podemos se entienden pocas cosas entre otros motivos porque explican poco. Se sabe poco de casi nada, salvo las excentricidades políticas que forman parte de un programa del que se ignora por dónde empieza, aunque se intuya en dónde puede acabar.

Con el respaldo de 95.000 ciudadanos –un poco apretados cabrían en el Santiago Bernabéu- Iglesias se dispone a barrer, desde La Moncloa. Encuestas aparte, habrá que empezar a dejar las cifras en su sitio, los miedos en su lugar y la escoba en el escobero.

En Podemos ha habido luchas internas que ellos sabrán cómo han solventado. No se sabe muy bien de qué va, pero Iglesias es la imagen que, de momento, hace gracia. Otra cosa es que sea el cerebro, o el único cerebro del tinglado, porque ya hay quienes sospechan que estamos ante un guiñol cuyos hilos se mueven en otros pagos e incluso se manejan desde algún plató.

Para gobernar hace falta algo más que teorías, algo más que barrabasadas y, desde luego, algo más solvente y moderno, que una escoba.