Por la boca… Un gobierno de cambio

Uno de los tópicos que constantemente maneja Pedro Sánchez es eso de que los españoles han dicho, en las urnas, que quieren un cambio; y una vez ungido como depositario de la voluntad electoral de los votantes, se erige en adalid de ese cambio.

Pero si el gobierno del cambio consiste en que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno, resulta que el cambio no se ve por ninguna parte y solamente está en las meninges del secretario general del Partido Socialista.

Ni Pedro Sánchez ni Mariano Rajoy pueden hablar de un gobierno de cambio. El uno porque –y hace muy bien- aspira a gobernar para seguir con las políticas llevadas a cabo en su primer mandato y que, según él, han tenido éxito, al menos en el plano económico. El otro porque ni su trayectoria ni la de su partido representan cambio alguno en la política española.

En la situación actual y con las formaciones que hay en liza, lo único que supondría un cambio –para bien o para mal- sería un gobierno de Podemos o de Ciudadanos. Con sus virtudes y con sus defectos y con las rémoras que arrastran, su presencia sí que representaría algo nuevo, al menos desde el punto de vista formal.

Desde que se supieron los resultados electorales, Pedro Sánchez se apresuró –además de vetar a Mariano Rajoy- a colocarse en las ‘filas del cambio’ y ahora, culmina la gran mentira alineándose con Ciudadanos y Podemos. Nosotros somos el gobierno del cambio y ese gobierno lo presidiré yo, parece decir. Lo que pasa es que eso es una más de las muchas mentiras de Sánchez. Ni Sánchez representa cambio alguno ni se entiende muy bien cómo Podemos y Ciudadanos, le permiten apuntarse a ese club. Solamente se trata del intento de engañar a los ciudadanos parloteando y prometiendo un cambio que ni él, ni el Partido Socialista están en condiciones de ofrecer.

Solamente hay una explicación que, además, es una de las pocas verdades que se le conocen a Pedro Sánchez: el cambio consiste en cambiar a Rajoy.

 
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