Por la boca… El presunto “espionaje” va a salir caro

Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Que un servicio como el CNI, recabe información sobre grupos que abiertamente pretenden deshacer España y además lo hacen con unos métodos tan poco plausibles como las algaradas callejeras o las “revoluciones” parlamentarias en Cataluña, no debería sorprender ni ser objeto de controversia.

Los apoyos parlamentarios en los que se sustenta Sánchez, ni siquiera responden a intereses de partido y mucho menos a ideologías. Son el resultado de la necesidad que tienen los unos de “sacar tajada”, de un Gobierno cada vez más en precario, y el otro de permanecer en La Moncloa.

Si a eso se suman las escaseces con las que unos y otros enfrentan el episodio del pretendido espionaje -incluido el estado en el que Sánchez está dejando al Partido Socialista y conscientes los cuadros de Ferraz de que sí Sánchez pierde el poder el partido quedará en una situación insostenible- se completa el cuadro.

Por eso, no debe extrañar que unos corran a Barcelona a pedir disculpas y a entregar regalos sin cuento, que los otros apoyen, al cada vez más mermado líder, y que los ministros abran sin reparos las esclusas de las tragaderas.

Que un servicio como el CNI, recabe información sobre grupos que abiertamente pretenden deshacer España y además lo hacen con unos métodos tan poco plausibles como las algaradas callejeras o las “revoluciones” parlamentarias en Cataluña, no debería sorprender ni ser objeto de controversia.

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Ocurre que, cada cierto tiempo, los separatistas catalanes tienen que llenar el pesebre del que todos comen y una forma de hacerlo son las lamentaciones, por hipócritas que sean, y colocar a un Gobierno a la deriva, en el disparadero de las concesiones; y aprovechan cualquier fisura para abrir la mano no solamente para recibir las prebendas, sino también para abofetear a Sánchez que, en su mansedumbre política, está siempre presto a poner la otra mejilla.

Lo triste de esta situación es que ambas mejillas pertenecen a los españoles que ven como Sánchez claudica  genuflexo y concede, una y otra vez, a Cataluña un estatus en manifiesta desigualdad con el resto de España.

Y claro que los separatistas van de farol porque es evidente que no van a poner en peligro la legislatura ni la continuidad de Sánchez, por la sencilla razón de que nunca van a tener un “ponemejillas” con tanta proclividad a las tragaderas.

Y seguirán apoyando a quien nunca les niega nada, y aprovechando cualquier “espionaje” para llenar sus andorgas.

La carcajada. Dice Bolaños tras su visita a Villagrá: “Lo importante es sentarnos a hablar. Sentarnos es importante. Fíjese como estaba Cataluña hace unos años. A más complejidad, más diálogo”.