Por la boca… Las primarias de Pedro Sánchez

La llamada democracia interna de los partidos políticos no deja de ser un engañabobos, un tapabocas y, en definitiva, una gran mentira. Puesto que los partidos, mejor dicho los dirigentes de los partidos, no tienen por qué hacer primarias, no se sabe muy bien a cuento de qué nos quieren meter con calzador eso de que ‘en mi partido se designan los candidatos de forma democrática’. Porque, aun suponiendo que se hagan primarias, los aspirantes siempre han sido designados a dedo y, de esos aspirantes, los designados por el dedo del que manda son los que consiguen situarse en un buen lugar.

Bien está que, en su partido, los que mandan hagan lo que quieran pero lo que ya no está tan bien es que quieran vendernos el burro viejo de las primarias como señal inequívoca de democracia interna.

Que Pedro Sánchez designe a dedo a Irene Lozano y la coloque como número cuatro en la lista por Madrid, entra en lo normal, siempre que Sánchez no pretenda vendernos el burro con mataduras y nos intente hacer tragar lo de la democracia interna, lo de la voluntad de los militantes y las monsergas que, a dos meses de las elecciones, nos vienen colocando.

No deja de ser divertido presenciar la batalla de los números. Se calculan al milímetro los puestos que se supone que tienen premio, esto es, en los que se obtiene escaño con toda seguridad y ahí comienza la batalla por situarse, batalla que queda automáticamente zanjada cuando se alza el dedo del que manda y señala a los que van en los puestos apetecidos.

Si, como ocurre en el caso de Irene Lozano, se viene de otra formación y existe el riesgo de no ser muy bien recibida por compañeros y compañeras, lo menos que se puede hacer por el ‘fichaje’ es asegurarle el escaño, y eso es lo que ha hecho Pedro Sánchez. La lista corre hacia abajo y, a fin de cuentas, solamente uno quedará fuera.

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Pero Pedro Sánchez no está en disposición de hacer muchos malabarismos con las listas. Su situación no es tan segura como para dejar cadáveres por el camino y, en caso de no poder gobernar, lo que se está jugando es su cabeza.

Nadie se explica muy bien el trágala de Irene Lozano a quien muchos socialistas no lvan a perdonar que, además de ocupar un puesto de los que tienen premio, lo haga tras poner de ‘chupa de dómine’ a los compañeros y a las compañeras. Para alguien que quiere ‘situarse’ es más tolerable la crítica desde UPyD, que el venir de buenas a primeras y ocupar un puesto privilegiado en una lista electoral.

A los que no les ha sentado bien el ‘dedazo’ no ha sido tanto por lo que hizo y dijo Irene Lozano, lo que de verdad molesta es que venga ‘a tiro hecho’. Por eso es lógico el razonamiento de la recién llegada cuando dice que en lo quiere fijarse es en lo que tiene en común con los militantes de su nuevo partido. Lógico pero falso. Con quienes tiene algo en común Irene Lozano es con los que, en el Partido Socialista, luchan a brazo partido por ir en las listas.

Es decir, los que batallan por un puesto en el que ’salgo seguro’.