Por la boca… Urkullu, la imagen engañosa

En Urkullu las palabras valen más que la imagen, o por lo menos hay que estar más alerta ante lo que dice, que ante lo que parece.

Si los separatistas catalanes –de derechas o de izquierdas- ofrecen una imagen agresiva de griterío ácrata, subidos a los coches policiales, presumiendo de víctimas a las puertas de las cárceles o de chulos del Paralelo en la Cerrera de San Jerónimo, los separatistas del PNV –que son una de las derechas más significadas de Europa- y singularmente Urkullu, cultivan una imagen sosegada, encorbatada, de gesto severo y voz cavernosa.

Urkullu representa a la perfección esa pantomima de la moderación en el decir, del ademán comedido y de la indumentaria frailuna con chaqueta, que imparte doctrina y que siempre está en posesión de la verdad absoluta. En Urkullu las palabras valen más que la imagen, o por lo menos hay que estar más alerta ante lo que dice, que ante lo que parece.

Los del PNV cada vez engañan menos. Son unos políticos más del montón de políticos que se aprovechan de las carencias de Sánchez, para llenar sus bolsillos electorales.
Son tan insaciables como Junqueras, tan impresentables como los “jordis”, tan chulescos como Rufián o con la mirada tan esquiva como Puigdemont, y por eso se han sumado -disfrazados de enemigos de Ayuso- a quienes están contra Madrid y contra los madrileños.

Las declaraciones de Urkullu sobre el “dumping fiscal” de Madrid, además de mentirosas y falaces, son una indignidad dialéctica en quien viene disfrutando de unos privilegios hacendísticos, fiscales y presupuestarios, de los que no se beneficia ninguna otra comunidad en España.

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Urkullu puede criticar a Madrid por no ser cuna de grandes bancos y de grandes banqueros, de grandes monopolios empresariales y de grandes empresarios, de grandes cocineros con sus estrellas, sus marmitakos inigualables o sus porrusaldas exquisitas, e incluso por la manifiesta inferioridad de la Capital de España en soka-tira, en aizcolaris y hasta en versolaris… 

Pero en cuestiones de impuestos y de cupos, la mejor imagen es la de estar callados.

La carcajada: Dice Montero, la portavoz ex, en tono mitinero: “El lunes voy a arreglar lo del I.V.A...hombre…claro…hombre. Dicho y hecho”.