Por la boca…En Valencia, fuegos fatuos

La gran duda que debería asaltar al feminismo auténtico, es si cinco hombres con tan exiguo bagaje y tan escasita trayectoria política, académica, profesional y personal, como las exhibidas en Valencia, por cinco mujeres, hubieran tenido el mismo eco en ciertos medios, hubieran despertado tantos entusiasmos y si hubieran sido objeto de tantas profecías ansiosas. 

Los fuegos de Valencia, los que se queman con las fallas, y las “mascletás”, son fuegos auténticos, de los de verdad, de los artísticos que dibujan el cielo de luces increíblemente bonitas. Pero este fin de semana, los fuegos que han llegado a Valencia han sido de los fatuos. Esos fuegos que, cientificismos aparte, son falsos, vacíos y, como su nombre indica, fatuos por prepotentes y mentirosos.

Llegaron cinco mujeres desde Ceuta, Barcelona, Galicia, Madrid y de la propia Valencia para anunciar entre emociones, pases de modelos y sonrisas impostadas, que iban a hacer algo maravilloso.

Como líder para las fotos, una vicepresidenta del Gobierno, comunista rancia, con ideas comunistas trasnochadas, abogada en El Ferrol, que tiene en su haber repetidos fracasos populares en las elecciones de su tierra gallega, colocada a dedo por Iglesias, ratificada en el BOE por Sánchez y musa de un ex hacedor de imagen, “ido” de los aledaños del poder  y profeta sobrevenido de augurios liderescos.

Y no hubo más en una representación que causó las delicias ovejunas de los de siempre y que jalearon y airearon una algarada fatua que se desarrolló a “la luna de Valencia”.

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La gran duda que debería asaltar al feminismo auténtico -que lo hay aunque no se exhiba- es si cinco hombres con tan exiguo bagaje y tan escasita trayectoria política, académica, profesional y personal como la que han exhibido las cinco mujeres en Valencia, hubieran tenido el mismo eco en ciertos medios, hubieran despertado tantos entusiasmos y si hubieran sido objeto de tantas profecías ansiosas a la espera de nuevos despachos al calor de algún político.

Porque si a la vista de sus respectivos historiales, incluidas las gestiones de asuntos públicos que algunas de ellas tienen encomendados, se están aprovechando de su condición femenina para lograr publicidad para sus promesas fatuas de “cosas maravillosas”, flaco favor hacen a las mujeres, a la causa de las mujeres, a los derechos de las mujeres y a la propia naturaleza de ser mujer.

A lo mejor, Galicia, Barcelona, Madrid, Valencia o Ceuta tienen algo que decir, porque seguro que en Ceuta, en Madrid,  en Valencia, en Galicia o en Barcelona hay mujeres con más bagaje para –gurús mediante- ofrecer sus ideas a los españoles.

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