Por la boca… Una vela a Rajoy y otra a Puigdemont

No estaría de más que, en la hipotética papeleta de votación de esa consulta ilegal que se prepara en Cataluña para el 1 de octubre, además del SÍ y del NO, se pusiera una casilla que dijera algo así como PERO o SEGÚN Y COMO.

Según se va acercando la fecha, resulta curioso ver cómo hay una serie de gentes que se dedican a nadar y guardar la ropa. Lo curioso es que no se sabe muy bien la razón o, al menos, si hay razones, no se entienden muy bien.

No se entiende cómo y por qué Ada Colau, independentista declarada, manifestante asidua, protestona callejera con historial y hasta alcaldesa beligerante en temas muy sensibles para los barceloneses, se cuide muy mucho de definirse y nade entre dos aguas.

No se entiende muy bien que Rosell, después de lo que está ocurriendo con las empresas y con los empresarios catalanes, se quede en tierra de nadie e incluso, sin el respaldo de muchos de sus compañeros, sea incapaz de afirmar o negar claramente.

No se entiende muy bien que el Partido Nacionalista Vasco y más concretamente Íñigo Urkullu, se paseen entre la cal y la arena y hasta amenacen al Gobierno con retirar su ayuda para aprobar los presupuestos.

Quizás la única postura que se entiende –y se entiende únicamente por la catadura del sujeto- es la de Pedro Sánchez. El inane secretario general del Partido Socialista se dedica al funambulismo político (algunos lo llaman sonambulismo) y nos dice en la misma parrafada que sí, que no y que todo lo contrario. Además, aprovecha para echar un cuarto a las espadas de su vaciedad y habla de esperanza, de diálogo, de negociación, de más autonomía y de cambiar la Constitución…y todo arreglado.

Hay que reconocer que no es fácil ser jefe de la oposición sin estar en el Congreso de los Diputados. Hay que reconocer que no es fácil ser secretario general de los socialistas con tanta gente desafecta dentro y fuera de Ferraz. Hay que reconocer que no es fácil andar por el mundo con Pablo Iglesias subido a la chepa.

Pero lo que de verdad tiene mérito es dedicarse a la cosa pública -y hasta opinar sobre esa cosa que quiere hacer Puigdemont- con el equipaje intelectual y político de Pedro Sánchez. Un crack.

 
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