Por la boca… a 110

La cosa se presta a las bromas: que si la España retardada, que si vamos a paso de tortuga, que si el Gobierno nos frena, que si antes las bombillas y ahora esto. Y es verdad que las medidas que toma Miguel Sebastián -y con él todos los ministros encabezados por el presidente- son como de broma, pero lo cierto es que hasta la fecha nunca hemos sabido las cifras reales del ahorro ni del gasto ni nada de nada. A la salida del Consejo de Ministros del viernes, Pérez Rubalcaba tuvo un arranque de sinceridad –vaya usted a saber por qué- y dijo que estaba improvisando, al ser preguntado por el costo de las pegatinas que rotularán las carreteras con lo del 110.

El caso es que hay opiniones para todos los gustos y, como siempre, no sabemos de qué va. Desde quienes dicen que un coche gasta más yendo más despacio, hasta quien afirma que el ahorro va a ser mínimo, pasando por los que hablan de la cuantía que el Gobierno se va a embolsar con el aluvión de multas que se esperan.

A poco que se piense a uno se le ocurre que todo sale del mismo bolsillo y que lo que sale de un bolsillo repercute en otros bolsillos y así, siempre vamos a estar lo mismo.

Por ejemplo, si a alguien le ponen una multa y la paga, cosa que es mucho suponer, el dinero que sale de su bolsillo, no lo empleará ya para tomarse una caña o ir al cine o comprar un libro, y esa multa, es decir ese millón de euros que se supone que va a recaudar el Gobierno, saldrá de los bolsillos de los que no saldrán dineros para hacer otros gastos, y quienes podían ganar algo con esos gastos ya no van a ganarlo.

Un galimatías pero que no es mucho más confuso que el que no sepamos lo que cuestan las pegatinas del 110 kilómetros de velocidad, ni lo que gastan los coches ni si sería más útil subvencionar la compra de coches y que el parque se renovara y se contaminara menos y se gastara menos combustible.

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Un galimatías que no es más confuso que lo de las bombillas, o lo de las vacunas contra la gripe A. ¿Sabe alguien lo que se ha gastado en vacunas, las que se han usado y las que han caducado o están a punto de caducar? ¿Sabe alguien las bombillas que se compraron, lo que costaron y las que siguen almacenadas en correos, o lo que se ahorra con ellas?

Son incógnitas que nunca se van a despejar.

Vamos, que ni siquiera las va a despejar Miguel Sebastián.