Por la boca… La nada

En política, la nada –como en casi todas las circunstancias de la vida- es muy peligrosa. Alguien sin ideas, sin proyecto, en definitiva, sin saber qué hacer o qué es lo que tiene que hacer supone, para un país, estar bailando en la cuerda floja.

La situación por la que atraviesa el Partido Socialista podría tener –hay otras opiniones aún dentro del mismo partido- una buena salida en las elecciones primarias. Hay una renovación pendiente y, en principio, es bueno afrontarla con gente nueva y, para eso, nada mejor que unas primarias abiertas a todos.

La campaña para ganar la Secretaría General empezó con la recogida de avales y, resultados aparte, los posibles candidatos se han apresurado a presentarse, a hacer declaraciones y a mostrar sus credenciales con vistas a lograr esos avales.

Pero esa especie de pre-campaña ha tenido la virtud de dejar a los candidatos en cueros vivos. Las dudas se han disipado demasiado pronto y, salvo el relevo generacional,  la llegada de alguna cara nueva y menos corbatas y menos chaquetas, la cosa se ha quedado en nada. Vamos que los candidatos, se han desinflado antes de que comience la fiesta.

Ni Eduardo Madina ni Pedro Sánchez, han demostrado nada, han dicho nada, han aportado nada. La nada más absoluta.

No tienen un programa definido. Van de autonomía en autonomía diciendo en cada sitio lo que en cada sitio gusta que digan. No se definen y, salvo las bobadas de la monarquía y de las relaciones Iglesia- Estado, no se les conoce idea alguna.

Y lo malo no es que sean la nada y que aporten esa nada para la regeneración de su propio partido, lo malo es que nos los podemos encontrar, de manos a boca, como candidatos a la presidencia del Gobierno y ahí -como en los partidos de Holanda en el mundial de Brasil-  nunca se sabe lo que puede pasar.

No hace tanto que el mismo Partido Socialista, eligió la nada y después, esa misma nada, la elegimos los españoles, y la nada se instaló en La Moncloa.

Y si los propios socialistas, barones y no barones,  vieja guardia y no tan vieja guardia, están preocupados, los españoles  deberíamos empezar a fruncir el ceño.

 
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