Por la boca…Poco savoir faire

Hay que reconocer que los franceses –se supone que son los inventores- practican poco eso del ‘savoir faire’. No lo practican con casi nadie, pero por lo que a España y a los españoles se refiere, la cosa toma visos de contubernio nacional.

Es igual que sea por literatura, ciclismo, arte, fútbol o fotografía en los Alpes. El caso es que los franceses ‘van a por nosotros’. En cuestiones de tenis o de ciclismo llevan unos años que están de los nervios. Roland Garros es un feudo español desde hace años, incluso aún no ganando, y el Tour desde los tiempos de Indurain, incluso antes, ha tenido y tiene color español.

Los últimos años Alberto Contador se ha empeñado en dar el disgusto a los ‘gabachos’ y con el pretexto del doping se están dedicando a abuchearle ya desde la presentación del Tour en la actual edición. Ni es deportivo ni, por supuesto, dice nada en favor de un país concreto ni de su cultura colectiva.

Evidentemente las masas son así, sobre todo en el mundo del deporte, y representan lo que representan y nada más; pero es bueno recordar estas cosas para que a las primeras de cambio no se nos caiga la baba –que se nos cae- a los españoles en cuanto algo o alguien llegan o proceden de Francia.

Y es que se nos cae la baba y una de las pruebas más evidentes es cuando llega la Navidad o, por ejemplo el día de la madre, y se ponen de moda ‘marketiniana’ los perfumes; todos los anuncios de perfumes están hablados con un desesperante e insinuante –una cosa no excluye la otra- acento francés e incluso algunos tienen en sus imágenes, de fondo, la Torre Eiffel. Y cuando los publicitarios lo hacen es por algo y ese algo no es otra cosa que nuestro deslumbramiento por lo francés.

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No se trata de ser ‘patriotas’, como el consejero de Agricultura de la Generalidad de Cataluña y boicotear los productos franceses, pero tampoco es cuestión de pasar por alto la persecución de que está siendo objeto Alberto Contador.

Tampoco se trata de montar un ‘dos de mayo’, pero si entonces se tiraba a los franceses a los pozos y se decía que ‘olía a francés’, ahora, que ya casi no hay pozos, evidentemente ‘huele a francés’.