Por la boca…Susto o muerte

Todavía están calientes los nombramientos de los nuevos ministros y los cambios en el ejecutivo socialista, cuando comienza a notarse, de forma inequívoca, la mano de Alfredo Pérez Rubalcaba. Tanto se nota que el doberman está a punto de salir de la perrera.

Con Rubalcaba ha empezado la campaña electoral y, como no podía ser de otra forma ha dado comienzo con la famosa estrategia del partido socialista para cuando no vienen bien dadas: o susto o muerte. O lo que es lo mismo: como se os ocurra votar al Partido Popular os vais a enterar: Recortes sociales, ancianos sin pensión, funcionarios despedidos, estudiantes sn becas. El Apocalipsis en forma de Mariano Rajoy.

Es muy posible que el Partido Popular se tenga bien merecida una campaña de este jaez. Tras muchos meses de no hacer nada y de no decir nada más que lugares comunes y de hacer una oposición entre silente y conservadora, sin correr ningún riesgo, Mariano Rajoy se ha despachado y se nos ha aparecido en carne mortal o en figura de Cameron, para decirnos, a medias, lo que haría de llegar a La Moncloa, tras dejar medianamente claro que España no es Gran Bretaña. Flaco servicio y mucha entrevista para tan pocas nueces.

El caso es que aún no se había acabado la entrevista cuando Rubalcaba ha dado comienzo a la campaña electoral basada, al menos en un primer momento en asustar a los españoles con las fantasmagóricas desgracias sociales si llegara a gobernar el Partido Popular. En una segunda o tercera o cuarta etapa, aparecerá la ‘derechona’, la corrupción y hasta el video remasterizado del doberman. Todo normal.

Es posible que el Partido Popular se merezca algo así y hasta llega a parecernos lógica una campaña electoral en semejantes términos, pero los que en absoluto nos merecemos semejante bodrio, somos los españoles.

Vídeo del día

Al menos 16 muertos en el incendio de
un centro comercial en China

 

Nos merecemos algo más. Por ejemplo un Gobierno que reconozca sus errores, que aporte soluciones rápidas ante una crisis galopante, que aparezca, de verdad, remozado en algo más que cuatro cambios de carteras y sobre todo, ¡que cosas!, nos merecemos un Gobierno que no nos mienta.

También nos merecemos una oposición que de seguridades de alternativa, que no confunda la crítica con la censura sistemática y que no mezcle las nieblas gallegas con las opacidades de un futuro programa de gobierno. Nos merecemos una oposición que esté más pendiente de acertar, aunque corra riesgos, que de no cometer errores.

Pero mucho nos tememos que, comenzada la campaña electoral y abierta la veda por Rubalcaba, las osas van a ser como siempre. Para unos, el sí pero, el quiero y no puedo. Para otros el doberman del susto o muerte.