Cariño, esto no es lo que parece. Mentir con alegría

Si lo que se tergiversa, se oculta y se falsea, atañe a un asunto tan grave como el terrorismo, las penas de los terroristas y las resoluciones, informes y dictámenes de los órganos jurisdiccionales que tienen asignados esos cometidos, la gravedad de la mentira se agrava y llega a niveles que, en cualquier democracia, deberían ser intolerables para los ciudadanos. 

Mentir con alegría, mentir alegremente, es sinónimo de desenfado en la falsedad, de divertimento en el embuste, de placer en el engaño y de refocilamiento en la patraña.

Mentir con alegría es mentir con la sonrisa puesta o impostada, con los ojos amenazantes y, sobre todo, con la seguridad de que la mentira no solamente quedará impune, sino que, además, va a ser aceptada borreguilmente por millones de ciudadanos que la asumen también con alegría y con  la papeleta de voto en la mano.

Mentir con alegría desde la mesa del Consejo de Ministros y mentir por sistema, es grave y esa gravedad no solamente viene dada por la falsedad, sino por la voluntad clara de engañar y de engañar para sacar rédito político.

Mentir por encargo, demuestra una bajeza personal poco común; mentir en beneficio propio, supone un fraude a los engañados y, si ese fraude se hace desde un sillón oficial,  la mendacidad se agrava.

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Impresionante aurora boreal sobre Portland (Maine)

 

Si lo que se tergiversa, se oculta y se falsea, atañe a un asunto tan grave como el terrorismo, las penas de los terroristas y las resoluciones, informes y dictámenes de los órganos jurisdiccionales que tienen asignados esos cometidos, la gravedad se acrecienta y llega a niveles que, en cualquier democracia, deberían ser intolerables para los ciudadanos. 

El acostumbramiento de los engañados tampoco es una eximente de la ignominia que supone la mentira en sí misma considerada. El hecho de que solamente sean engañados los que quieren ser engañados, no supone  tampoco el derecho a una rebaja de la calificación de la mentira ni de la responsabilidad del mentiroso.

Y desgraciadamente, la bobería parlamentaria de una oposición “ladradora pero poco mordedora”, solamente es una preocupación más para el ciudadano mínimamente consciente, que pregunta lo del montañero despeñado: ¿hay alguien más por ahí? 

A ese respecto -y con tono y faz de absoluta repulsa y crítica feroz- dice Gamarra, en un alarde de fina analista de la situación política del momento: “Pedro Sánchez es el autor intelectual de la decisión de sacar de la cárcel a los presos de ETA”.

Claro que Gamarra debería de aclarar lo que entiende por “autor intelectual”. Y además dice mi portero, ante tan rotunda afirmación, que a qué Sánchez y a qué Pedro se refiere, porque ya se sabe que en España el nombre de Pedro y el apellido Sánchez son muy recurrentes.

Todo lo cual, apenas son más que alegres mentiras dichas con alegría desde la mesa del Consejo de Ministros y algunas afirmaciones, pretendidamente acusatorias, desde una oposición bobalicona en un Congreso en el que ministros y diputados, ríen al entrar, ríen al salir y ríen en los recesos que permite Armengol, entre insulto e insulto. 

Y es que, a lo mejor, las risitas vienen provocadas por Montero la de la cosa fiscal cuando dice indignada aquello de: “exijo al Partido Popular en nombre de todos los españoles y de todas las españolas…” Gran capacidad de síntesis la de esta “crisostoma”, que mete a todos los españoles y españolas, en 120 escaños.

Claro que para parlamento serio el europeo, en el que los parlamentarios y parlamentarias de la izquierda, en plena orgía progresista, cantan “Bella ciao” y hasta se creen guerrilleros y guerrilleras que luchan y mueren por la libertad, como afirma la letra de tan emblemática canción.

La carcajada…  Dice  Cuerpo, tras ser preguntado por el intento de conseguir  la dimisión de una consejera del Banco de España: “No voy a comentar y mucho menos a especular, sobre el contenido de una reunión. Hay una apuesta muy clara de este Gobierno por la autonomía del Banco de España que, como he dicho en muchas ocasiones, viene asegurada por su propia ley de autonomía”.

Y es lo que dice, con su proverbial clarividencia López (pero Pedro ¿tú sabes lo que es una nación?): “Estamos en Europa cuando nos gusta más y cuando nos gusta menos”.