Las cortinas de humo

En los últimos tiempos, los españoles somos muy dados a hablar de las cortinas de humo. Casi todo lo que ocurre o lo que los políticos hacen en nuestro contecer público, es calificado como una cortina de humo. Se dice que son fuegos de artificio para ocultar la gravedad de la situación económica que es lo que realmente importa y lo que básicamente hay que tratar de solucionar.

Casi siempre el muñidor de las cortinas de humo -o al menos al que se le achacan en su mayoría- es el Gobierno de Rodríguez Zapatero que se supone es el más interesado por camuflar la triste realidad económica.

La Ley el aborto, es una cortina de humo. El famoso tope, o no tope, de los 16 años para la soledad el aborto, es una cortina de humo. La batalla de los Crucifijos en las escuelas, es una cortina de humo. La Ley de Educación para la Ciudadanía, otra cortina de humo. Los secuestros de pescadores o cooperantes, cortinas de humo. Nuestras claudicaciones diplomáticas ante los vecinos del sur, por el Sahara, cotinas de humo. Y así cortina tras cortina y día tras día.

Lo que ocurre es que en el acontecer de un país y en la trayectoria de los políticos de ese país, bien en el Gobierno o desde la oposición, -y dando por sentada sin paliativos la gravedad de la situación económica y la urgencia de tomar medidas para resolverla- hay hechos, leyes y hasta cambios en la vida de un pueblo, que son tan importantes como la situación económica y que distan mucho de ser meras cortinas de humo y de esa calificación, más o menos superficial, se pueden derivar daños irreparables par la sociedad.

Una Ley como la del aborto es todo menos una cortina de humo. Se trata de una legislación de una trascendencia moral y, por supuesto social, que puede marcar a muchas generaciones.

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La educación para la ciudadanía, a medio y largo plazo, tendrá unas consecuencias irreversibles en la forma de pensar y de actuar de nuestros futuros ciudadanos.

La retirada de los Crucifijos de las aulas v -mucho más allá del planteamiento sociocultural que muchos quieren hacer posiblemente para que no les tilden de ‘.meapilas’- es de una gravedad extrema para la educación de nuestros jóvenes y para la defensa de una serie de valores que siempre han estado presentes en nuestra sociedad.

Aún suponiendo que la intención del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero fuera simplemente la de extender el humo de la discusión banal e inoperante para tapar las vergüenzas económicas de una gestión desafortunada, no debe ocultar que hay cosas que son algo más que un cortina de humo, de una enorme trascendencia para nuestro futuro y que sería un error pensar que lo problemas de la sociedad española son, única y exclusivamente, económicos, por graves y de urgente resolución que estos sean.