Las desventuras del Partido Popular

Una vez más la derecha española vuelve por sus fueros y monta el espectáculo de la desunión y de las batallas internas.

Antes del verano, tras las elecciones autonómicas y municipales, Génova era un funeral de caras largas y de silencios; en las últimas semanas, la sede del Partido Popular, registra gritos y voces que apenas se recatan de los decibelios a los que han llegado. Ya no es tan clara la existencia de grupos y de enfrentamientos, más o menos organizados, porque se ha instalado el todos contra todos y parece que cada uno ha decidido hacer la guerra por su cuenta.

No es muy normal que un partido con mayoría absoluta y con logros evidentes en la gobernación del país, caiga en semejante descontrol.

Aznar y Aguirre; Sáenz de Santamaría y Cospedal; Margallo y Montoro; el presidente del Congreso y el ministro de Asuntos Exteriores; la dimisión de Arantxa Quiroga tras el desplante de Alonso; la espantada, no por sabida menos significativa, de Álvarez de Toledo; la emoción reservada e inquietante de Núñez Feijó y un cierto desencanto en relación con la tripleta de jóvenes y ‘nuevos’ que Rajoy colocó en la estrategia junto con Moragas, son datos más que evidentes de la situación y del deterioro galopante.

Rajoy sigue empecinado y enrocado en su torre de marfil de los logros económicos y son cada vez más numerosas las voces internas que reclaman algo más. Esas voces, antes con sordina, no se privan de exponer su malestar.

Cuando a dos meses de unas elecciones, todo lo peor sale abiertamente a la calle por la puerta de Génova y se instala en el Consejo de Ministros apuntando directamente a Mariano Rajoy, es que lo que está pasando es aún más grave de lo que las declaraciones dejan traslucir. Rajoy siembra dudas cada vez más extendidas. ¿Propicia y auspicia declaraciones como las de Montoro o se entera ‘por los periódicos’? Si lo primero malo, si lo segundo peor.

Y al fondo, Aznar. El ex presidente dice a todo al que le quiere oír que ‘dije ocho años, seguidos, seguidos, seguidos’. ¿Es tan desleal a su partido? ¿Hablaría como lo hace de no tener detrás algo más que FAES? Cuando alguien como Aznar, con sus luces y sus sombras, habla como lo hace y dice lo que dice, es que el responsable del partido o ha tirado la toalla o que no quiere ver la realidad.

 
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