Las dudas del PP

Afirma Mariano Rajoy que sabe lo que hace. Lo dice respecto al congreso de Valencia, al asunto Camps, a la estrategia que sigue la oposición y, reiteradamente, lo decía en relación a todo lo ocurrido con Luís Bárcenas. A pesar de la supuesta firmeza de esas aseveraciones ya nadie duda de las dudas –valga la redundancia- de Mariano Rajoy y de la dirección del Partido Popular. La forma en que se ha gestionado la situación mediática, política y jurídica del tesorero del partido ha sido un monumento a la incertidumbre constante y a la falta de una dirección inequívoca con unos planteamientos mínimamente coherentes.

Lo último, la dimisión ¿inesperada? de Bárcenas segundos antes de que el Supremo decidiera poner en marcha el suplicatorio del senador popular, no ha hecho más que corroborar las dudas que existían dentro del partido, en la propia dirección y entre los militantes y votantes del Partido Popular.

Es difícil no pensar en un ‘soplo’ y que, a partir de la seguridad de que el suplicatorio era un hecho, se decidió la dimensión-cese más que fulminante.

¿Y antes? Antes un rosario de despropósitos de decisiones absurdas, de defensas desacompasadas y de declaraciones a la defensiva, que han culminado con lo que tenía que haber ocurrido hace meses, con suplicatorio o sin él: la dimisión de Luís Bárcenas.

Ahora el desaguisado está servido y lo está con independencia de la marcha judicial del caso. Ni en las interioridades del partido, ni en la opinión pública ni mucho menos en el aprovechamiento que de lo que ha pasado hace el Partido Socialista, será difícil que ‘lo de Bárcenas’ no tenga su precio en la marcha de los populares. Ni los socialistas van a soltar la presa hasta después de las generales, ni el mismo Rajoy va a librarse de las críticas en sus propias filas por más que ‘sepa lo que hace’.

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Lo absurdo es que ‘en todas partes cuecen habas’ y que las habas de Manuel Chaves en Andalucía o las de algunos alcaldes socialistas y hasta la gestión de más de un ministro, no tienen nada que envidiar a ‘lo de Bárcenas’, políticamente hablando.

Parece que ahora la finalidad de Génova es que la opinión pública no meta en el mismo saco ‘lo de Bárcenas’ y ‘lo de Camps’. Tampoco va a ser fácil por más que ambas situaciones tengan poco que ver, en lo político, lo judicial y hasta en lo personal.

Es de esperar que a la vuelta del verano, Rajoy siga sabiendo lo que hace. Pero también esperan muchos dirigentes de su partido que eso ‘que sabe que hace’ sea algo distinto de lo que está haciendo hasta ahora. Incluso aunque no dude y esté tan seguro como nos cuenta.