El ejemplo de la coalición socialcomunista de Sánchez

El afán de Abascal por quitarle espacio al Partido Popular y restarle los votos de sus partidarios más extremistas -además de dar a VOX magros resultados electorales- está impidiendo que la derecha en España, no solamente no llegue al poder, sino que no cumpla con la función que, se supone, podría desempeñar en el plano político, en el social y en el económico.

En política, y más concretamente en la política de partido, cifrar todos los objetivos en desbancar del poder al adversario y rebañar los votos de los descontentos con la situación, de los desengañados de un partido y de los defraudados por un líder, es escaso bagaje y dice muy poco de quienes lo llevan por bandera. Y, si esa forma de actuar perjudica evidentemente a la única coalición que sería capaz de cumplir con esos objetivos, la actuación no puede ser más nefasta.

VOX, además de no cumplir ni conseguir el objetivo de sacar a Sánchez de La Moncloa, parece que hace todo lo posible para que el Partido Popular- el único que por el momento puede hacerse con el poder en España- nunca lo logre. Bastaría una mínima visión de la situación y de perspicacia sociológica (la generosidad no existe en política) para que Abascal se diera cuenta de que su política, no solamente es nefasta para la derecha en general, sino que perjudica –contribuyendo a la permanencia de Sánchez y según su propio razonamiento- a España.

El afán de Abascal por quitarle espacio al Partido Popular y restarle los votos de sus partidarios más extremistas -además de dar a VOX magros resultados electorales- está impidiendo que la derecha en España, no solamente no llegue al poder, sino que no cumpla con la función que, se supone, podría desempeñar en el plano político, en el social y en el económico.

Cualquier coyuntura es buena para que los dirigentes de VOX se apresuren a poner velas al diablo de uno y otro lado, a fijar condiciones y a pronunciar amenazas que, con independencia de que se lleven o no a término, siempre favorecen a la coalición socialcomunista de Sánchez y, por lo tanto, perjudican a los planteamientos que Abascal dice defender.

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 Mientras claman contra Sánchez y sus medidas de gobierno y predican la necesidad que tiene España de librarse del desastre que supone, hacen todo lo posible por trabar la acción del Partido Popular, con lo que, además, están impidiendo que la derecha se haga con unos votos y unos escaños que serían más que suficientes para gobernar y revertir esa situación que tanto preocupa a Abascal pero que no hace nada por cambiar.

Sánchez, con todas las mentiras, las falacias, las sinrazones e incluso los atropellos a la más mínima honestidad política que se supone debería tener un gobernante, ha logrado una coalición de gobierno con los comunistas y el apoyo parlamentario de los separatistas. Un ejemplo que, si no es el mejor, al menos debería hacer meditar a muchos sobre la eficacia de sus posturas y de sus entelequias, por muy patrióticas que puedan parecer desde algunos puntos de vista que, por supuesto, no son los únicos que podría tener, defender y poner en práctica la derecha en España.

De siempre, la derecha española ha tenido dificultades para unir s las distintas familias que pululan por su seno, pero el empecinamiento de Abascal se lleva la palma de los despropósitos.

Sería fácil achacar todo a ambiciones personales y eso sería más normal dentro de lo insólito de la situación, pero conociendo la historia de la derecha española, desde Cánovas, posiblemente todo se deba a una falta de ideas claras.

Es decir, todo provocado por una ausencia absoluta de ideología.

Y mientras, Sánchez sigue en La Moncloa.

La carcajada… Dice Rafael Álvarez El Brujo: “Los oráculos de los griegos, eran como el CIS de Tezanos”.