Unas elecciones “raritas”

Por mucho que se empeñe el Lehendakari, estas elecciones al Parlamento del País Vasco tienen de todo menos normalidad, y algo debería de remorderle la conciencia al señor Ibarretxe y a su partido, que llevan varias legislaturas disfrutando del poder en aquellas provincias y deberían haber hecho algo para que, al menos, se pudiera hacer una campaña y votar con una cierta normalidad.

Están ocurriendo demasiadas cosas como para que podamos decir que las elecciones se desarrollan en un clima democrático. Y -aunque el gran culpable  de esa falta de democracia es el terrorismo-  no se puede decir que ETA y sus corifeos sean los únicos responsables.

Demasiadas cosas se hacen mal en el País Vasco por parte de demasiados grupos políticos y protagonistas de esos grupos. Las encuestas hablan de que los resultados no van a ser muy distintos de los últimos comicios y pocos son los políticos que traspasan el umbral del aprobado ante la opinión pública. Un extraño fenómeno que se da en todas las elecciones: los ciudadanos suspenden a casi todos los políticos pero, sin embargo, los votan.

Esa anormalidad llega a extremos insospechados en Euskadi. Ni el PP, ni el PSOE, ni Izquierda Unida ni -mucho menos- el PNV o EA, y no digamos nada los de las listas negras o blancas, están en disposición de hacer que los ciudadanos vascos voten en libertad y sin mirar de reojo al vecino. No es fácil la situación en el País Vasco y, con las encuestas en la mano, no parece que se vaya a solucionar en la próxima legislatura.

Si el PNV logra mayoría absoluta o puede gobernar sin apuros con el apoyo de algún partido va a poner contra las cuerdas al Gobierno de Rodríguez Zapatero. Al Presidente se le acaban los plazos y está empezando a llegar el tiempo de cumplir lo que dice y de hacer lo que predica.

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Ibarretxe va a esperar hasta despues del día 18 porque piensa que llegará fuerte al Parlamento de Vitoria y Rodríguez Zapatero le da hilo a la cometa porque espera tener la llave del Gobierno. Es más fácil que acierte Ibarretxe a que lo haga Rodíguez Zapatero, a pesar de los votos que pueda arañar a los comunistas.

En esas condiciones el Lehendakari va a ir "a por todas" y todas no se le van a poder conceder desde Madrid  porque, entre otros, Andalucía y Extremadura van a poner el grito en Ferraz.

Eso, sin contar con Carod, que ni siquiera tiene la intención de esperar a nuevos comicios.

Un panorama oscuro que las elecciones del domingo -salvo sorpresas- apenas va a clarificar. Al Partido Popular, que en las encuestas pierde escaños, le vuelve a quedar el recurso de una oposición firme y demostrar que está unido y que tiene presencia en un sector de la opinión vasca, pero esa presencia dista mucho de ser decisiva.