Un error, un solo error

Ese es el error, el único error de Rodríguez Zapatero, y por eso su empecinamiento en continuar por ese camino aunque tras el atentado de Barajas haya decidido, a regañadientes, paralizar el proceso.

Ahora que el Presidente del Gobierno y el Secretario de Organización del PSOE discuten y se contradicen por hacer o no hacer un ejercicio de autocrítica. Ahora que Zapatero dice que no ha habido equivocaciones por parte del Gobierno y Blanco asegura que ha habido fallos. Ahora que hay sectores de la vida política que exigen un mea culpa de quien hizo de la negociación con la ETA la razón de ser de su gestión de gobierno, convendría señalar que no hay errores, que lo que se señalan como fallos no son tales, que todo lo que ha ocurrido en la negociación es fruto –única y exclusivamente- de un solo error: de la idea de Rodríguez Zapatero de que la negociación es posible y que es el camino para lograr la paz.

Y esa idea, ni ha variado tras la bomba que costó la vida a dos seres humanos, ni va a cambiar en el futuro, a juzgar por las declaraciones del Presidente.

El resto puede ser más de lo mismo y a todo lo que se puede aspirar es a que se intente alargar la situación hasta las elecciones.

No es, pues, un problema de fallos o de errores, ni siquiera de pedir disculpas a los españoles que no se sienten identificados con el proceso. Es, pura y simplemente, un problema de ideas o –por mejor decir- de “idea”. De una sola idea que puede haber llegado a ser obsesiva en quien tiene la obligación de luchar contra el terrorismo.

Una vez que Zapatero se ha instalado en la idea de la negociación, el resto son consecuencias de esa “idea madre”. El fiarse de la ETA, el pensar que se está negociando con la rama adecuada –suponiendo que haya “ramas” en la banda terrorista-, pensar que los interlocutores enviados eran o no los adecuados y estaban o no estaban bien informados, acusar al Partido Popular de acosar al Gobierno y de no colaborar en el proceso, etc. etc., todo eso no son más que resultados lógicos del error principal, del único error, del gran error.

El problema es que de ese error no es fácil que salga el Presidente del Gobierno. Y no saldrá, precisamente, por ser una idea fija, por ser la única posibilidad que la mente de Zapatero baraja para luchar contra el terrorismo y, en esas condiciones, la reflexión y no digamos la rectificación se convierte en poco probable.

 
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