‘Las estampitas’ de Blanco

Los fines de semana de José Blanco, de mitin en mitin y de baño de masas en baño de masas, dan para mucho. Fundamentalmente sirven para que el dirigente del Partido Socialista nos deleite con la reproducción del timo de la estampita. Es como si el viernes, en su despacho de Ferraz, viera la secuencia de ‘Los Tramposos’ en la que la maestría de Tony Leblanc y de Antonio Ozores reproducen el conocido timo del cambio de papeles y, luego, Blanco lo reproduce el fin de semana.

Ahora el cambio de papeles toca en Galicia. La estrategia es burda pero da resultados. Se trata de invertir los ‘roles’ y convertir al Partido Popular en el partido que gobierna y al Partido Socialista en el que quiere gobernar.

Dice Blanco que los gallegos deben votar a Pérez Touriño para ‘no volver a la Galicia gris y triste de cuando gobernaba el PP’ y pide a sus paisanos que, con su voto, se levanten contra ‘la basura que vomita el PP’.

Frente a este panorama, les pide que confíen en el candidato socialista porque llevará a Galicia ‘bienestar, progreso y desarrollo’.

Meridianamente claro. El Partido Popular lo hace mal y es pura basura, mientras que el Partido Socialista lo va a hacer muy bien.

Lo que le falla a Blanco es el calendario. En buena lid, lo que tienen que hacer los gallegos es examinar la Galicia de la última legislatura, toda ella en manos del Partido Socialista, y decidir si quieren que ese partido siga en el poder o si, por el contrario, analizadas las propuestas de los populares, prefieren cambiar y que gobierne Núñez Feijoo.

Pérez Touriño no es el candidato que intentará, si gana, poner en marcha un nuevo programa. Pérez Touriño es quien ha gobernado Galicia en los últimos cuatro años y, en uso de su legítimo derecho, aspira a seguir gobernando cuatro años más. A seguir gobernando, no a empezar a gobernar.

Por el contrario, Núñez Feijoo aspira a conseguir el poder para comenzar a poner en marcha su programa.

Lo que intenta Blanco es pura falacia y, no por visto y revisto, quiere decir que no intente engañar con el cambio de papeles. Y si lo intenta en Galicia lo intentará en las generales. Aparecerá el candidato socialista como si en su vida hubiera roto un plato. Como si no hubiera estado ocho años gobernando y como si la responsabilidad de esos años al frente del Ejecutivo fuera de quien ha estado en la oposición y aspira a gobernar.

 
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