Europa: informar y no dar o mucho informe y pocas nueces

Archivo - Plano general del Parlamento Europeo.

Son muchos los ciudadanos que sin pertenecer ni ver por los ojos de ningún extremo, sea de izquierdas o de derechas, creen poco en Europa, tienen poca fe en Europa y confían cada vez menos en lo que Europa pueda hacer para frenar los excesos de los gobiernos de los países que dicen que forman eso que dicen que es la Unión.

Otra vez Europa.

Ahora “informa” –es decir, hace un informe-sobre la Ley de Amnistía que ha perpetrado Sánchez y que espurrea perdones y olvidos por todos los ámbitos políticos, fundamentalmente socialistas. Europa, así, en abstracto, no ve con buenos ojos ni el fondo ni la forma de esa ley. Ni lo que dice y permite, ni la manera en la que se ha hecho realidad y cómo se está aplicando.

 Y ¿qué? Pues nada de nada.

Son muchos los ciudadanos que sin pertenecer ni ver por los ojos de ningún extremo, sea de izquierdas o de derechas, creen poco en Europa, tienen poca fe en Europa y confían cada vez menos en lo que Europa pueda hacer para frenar los excesos de los gobiernos de los países que dicen que forman eso que dicen que es la Unión.

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Los ejemplos son múltiples y van desde la Europa rescatada del Telón de Acero, a la de la frontera sur, que es la que corresponde a España. Porque el poder de la Unión Europea para “meter en cintura” a países y gobiernos, apenas tiene virtualidad en eso de “jorobar” cosechas y fastidiar a los agricultores y machacar mercados. En el resto nadie hace caso de nadie.

Todo lo más se castiga económicamente con algún recortillo al país supuestamente infractor que, en cuanto vienen mal dadas, apela a la soberanía nacional y de ahí no le mueve nadie y menos que  nadie, los vonderleyens de turno y todo queda en nada.

También afea Europa las relaciones que tiene Sánchez con los jueces y con los medios de comunicación pero el resultado es y seguirá siendo el mismo. Nada.

Hace años, poco después de sus comienzos, aparecía todo lo que se refería a Europa como una especie de oasis político en el que reinaba el sentido común, la prudencia y hasta la generosidad y en la que los vicios de la política doméstica y partidista de cada país, apenas se dejaban ver.

Ahora, las últimas elecciones y la batalla de los nombramientos, lo han mostrado con diáfana claridad y -gracias a la labor de zapa de los partidos y de los restos políticos que los partidos mandan a Europa- las instituciones y la Unión, globalmente considerada, es un gran “patio de monipodio” como lo pueda ser el Congreso en Madrid o la Asamblea en París.

Además, Europa se debate en una especie de vacío en el que la han dejado los Estados Unidos y la Rusia de Putin. Europa no cuenta, y los prebostes de Bruselas imploran día y noche para que Trump no vuelva a la Casa Blanca.

En esa situación, no parece muy sensato, y sobre todo resulta poco útil, que algunos políticos y analistas confíen en Europa para acabar con la era Sánchez, simplemente porque a unos funcionarios no les haya gustado la Ley de Amnistía o porque los ministros de Sánchez insulten a los jueces y a los periodistas.

La carcajada: Zapatero, en Cataluña Radio, al ser preguntado si ha tenido algún papel en las negociaciones para formar gobierno en Cataluña, dice. “He ayudado en todo lo que me pide el PSOE. Además porque tengo una buena relación política con Junts y también una buena relación política con ERC”.