Un fracaso triunfador

O un triunfo fracasado. Lo que ustedes prefieran. A la hora de los análisis de los resultados del referéndum europeo, hay para todos los gustos. Una vez más, nuestros políticos, todos nuestros políticos, dan el espectáculo risible de analizar los resultados que salen de las urnas.

Es lo mismo que sean unas elecciones generales, unas autonómicas,  un referéndum o unas elecciones para el Parlamento Europeo, todos se apresuran a "bajar" de sus despachos en sus respectivas sedes, sonríen triunfadores y analizan unos resultados que -les favorezcan o no- ellos transforman por arte de birlibirloque en un triunfo y en un asentimiento masivo de los ciudadanos a sus políticas, sean las que sean, aunque tengan poco que ver con lo que se ventila en las urnas.

Las lecturas de los resultados del referéndum pueden ser -y serán- muchas, pero lo cierto es que la abstención ha sido enorme, que la participación ha estado bajo mínimos, que el referéndum -por las razones que sean- ha importado poco a los españoles, y que un gobierno debe reflexionar cuando -con los resultados encima de la mesa- los ciudadanos dan la espalda a las urnas.

Una vez más, los partidos han querido hacer suyo un acontecimiento que es de todos y cada uno de los españoles. La Constitución se presentaba como el logro del PSOE y al PP no le quedaba más remedio que ir a remolque y dar un sí con la boca chica. Después, los residuos nacionalistas o de Llamazares se apuntaron a un carro absurdo.

 Los españoles han dado la espalda a todo eso. La suma de abstenciones y de votos negativos o en blanco es sensiblemente mayor que la de los votos afirmativos. Dos partidos grandes, hegemónicos en la política española, que tienen entre los dos más de veinte millones de votos en las elecciones generales, apenas han conseguido que diez millones de españoles les den su confianza en un tema importante.

El análisis más fácil será el de la botella medio llena o medio vacía: uno de cada tres españoles no ha querido saber nada o una inmensa mayoría de votantes ha aprobado la Constitución Europea.

Es lo mismo porque la pregunta no es esa. La pregunta es: y ahora ¿qué?

Presume Rodríguez Zapatero de una victoria "quasi"  personal, y ¿qué?

Alardea Rodríguez Zapatero de que somos los primeros que, en Europa, hemos aprobado la Constitución, y ¿qué?

 

Dice Rodríguez Zapatero que somos un referente para los europeos que vienen detrás y ¿qué?

¿Qué vamos a conseguir los españoles tras el resonante triunfo en el referéndum europeo? ¿Vamos a ser más importantes en Bruselas? ¿Los camioneros franceses no van a tirar por los suelos nuestros productos agrícolas en cuanto les parezca bien? ¿Nos van a llegar los fondos europeos en proporción y en condiciones? ¿Nos va a apoyar Estrasburgo en nuestros contenciosos con Marruecos? ¿La Comisión Europea se va a pronunciar sobre Gibraltar? ¿Vamos a tener protagonismo en las reuniones de los líderes europeos -léase Francia, Alemania y Gran Bretaña- con los Estados Unidos?

Lo dicho: y ahora ¿qué?

Comentarios