La judicialización

La asociación  ‘Jueces para la Democracia’ ha presentado una demanda por conflicto colectivo en la Audiencia Nacional. La demanda se basa en la impresionante cantidad de causas que se les acumulan a los jueces, el exceso de trabajo abrumador que rebasa, con mucho, sus posibilidades reales de sacarlo adelante y, lo que es peor, afirman los demandantes que, causas complejas, pueden crear una cierta sensación de impunidad.

Evidentemente la demanda puede tener muchas aristas y seguro que genera opiniones a favor y en contra, pero lo cierto es que algo así se veía venir. Esos jueces que son tan famosos y  a los que se ve constantemente, en los informativos de la televisión, entrar y salir de sus juzgados-algunos con sus maletas a cuestas, se supone que llenas de papeles- están saturados, tienen demasiadas causas a su cargo y no pueden sustanciarlas con la cadencia, sino rápida, si normal que la sociedad  y hasta los interesados demandan

Dicen algunos políticos que se está judicializando la vida política. Lo que se está judicializando es la sociedad española en todos y en cada uno de sus ámbitos. La sociedad, las personas, los medios y hasta los bebés. Palabras como abogados, jueces, audiencias, fiscales, demandas, prevaricación, malversación, tribunales, supremo, constitucional, registros, incautaciones, imputados, encausados, condenados excarcelados y ‘carcelados’, tercer grado… están siendo de uso común en conversaciones y tertulias de café.

Jueces que no se fían ni de los policías, abogados que se apresuran a salir en los medios para hablar de sus defendidos en eso que se ha dado en llamar el ‘juicio mediático’, magistrados que se quejan del exceso de trabajo pero que no quieren un juez de apoyo porque tampoco se fían o sumarios que desaparecen o pruebas que se esfuman, son el pan nuestro de cada día.

Y el torrente no solamente no se seca, sino que va a más cada día.

Se supone que el ministerio de Justicia, o las comunidades que tengan transferidas esas competencias, debería tomarse en serio el asunto y procurar normalizar la administración de justicia, porque si a la judicialización de la política, le añadimos la judicialización de los acontecimientos de cada día, con las fechorías de la delincuencia común, la situación adquiere carácter explosivo.

 
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