Regeneración democrática ¿con Sánchez? ¡¡Amos anda!!

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

La democracia -si se puede calificar de tal- no necesita ni de adjetivos ni de regeneraciones y, en cualquiera caso, la democracia solamente se regenera con la verdad, respetando las leyes que todos se han dado, devolviendo a las instituciones su prestigio y su razón de ser y poniendo los diversos organismos, que sustentan el estado de derecho, al servicio de todos y no al albur de los intereses, personales y familiares de uno solo.

Es absolutamente imposible que Sánchez regenere nada: coaliciones, amaños, Cataluña, el separatismo, amnistías, indultos, organismos prostituidos, instituciones degradadas, personas utilizadas…

Es imposible que Sánchez pueda llevar a cabo la más mínima acción en favor de la democracia, porque su propio concepto de la política es la antidemocracia y el absolutismo más feroz, porque toda su gestión está basada en el despotismo más infecto, en la amenaza constante y en la mentira sistemática y todo eso es, por definición, la antidemocracia. 

Sánchez no ignora que gobierna gracias a una mayoría prefabricada a base de concesiones, y de ceder la Soberanía de la Nación sin más justificación que su afán de  permanecer al frente del Gobierno.

Sánchez sabe que gobierna en contra de los deseos de la mayoría y por eso no convoca elecciones e intenta estirar, de la forma más abyecta la situación, y pretende ganar tiempo fabricando coartadas, inventando bulos sobre los bulos y acusando de crear fango a quienes pretenden denunciar el fango que, presuntamente, el propio Sánchez tiene demasiado cerca, como para que no salpique a la credibilidad de cualquier hombre público.

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Sánchez contrata adhesiones individuales y colectivas, mientras acalla -o al menos intenta acallar- las voces discordantes que, con independencia de sus desmanes, no están de acuerdo con su gestión.

Pero que nadie se engañe con Sánchez, porque, las memeces, las vaciedades, la falta de conocimientos, el rodearse de mediocres -siendo él mismo tan mediocre como ellos- la pésima gestión económica y social, el tener a España a la cola del mundo occidental y en los últimos puestos de todos los medidores y el gobernar un país sumido en el descrédito y profundamente fracturado, no es incompatible con la maldad en los afanes, la perversidad en los objetivos, ni la iniquidad en los métodos.

Es lo que hay; lo que Sánchez ha traído a la política y lo que Sánchez pretende que los españoles asuman. Coaliciones originadas en el chantaje, legislación viciada, mentiras flagrantes, promesas incumplidas y acciones de dudosa solvencia moral.

Todo empezó  hace 10 años en Ferraz, tras una cortina y nadie sabe cómo y cuándo puede acabar. Aquello fue un simple adelanto, un adelanto de lo que iba a ocurrir en los años siguientes.

Convendría no olvidar cómo llegó Sánchez al poder. Porque, aparte de los errores ajenos, el ya traía de fábrica la mentira esparcida y los bulos desencadenados, incluso en forma de alegatos judiciales. Una moción de censura trucada en sus fines e inmoral en sus procedimientos, por muy legal que fuera.

Que Sánchez pretenda hacer creer a los ciudadanos que va a ser él,  el que regenere la democracia, no deja de ser un sarcasmo de todo punto execrable.

La democracia -si se puede calificar de tal- no necesita ni de adjetivos ni de regeneraciones y, en cualquiera caso, la democracia solamente se regenera, con la verdad, respetando las leyes que todos se han dado, devolviendo a las instituciones su prestigio y su razón de ser y poniendo los diversos organismos, que sustentan el estado de derecho, al servicio de todos y no al albur de los intereses, personales y familiares de uno solo.

Y Sánchez, por definición está absolutamente incapacitado para regenerar nada y por supuesto la democracia, porque nunca podrá llevar a cabo una sola de las iniciativas que se proponga, entre otras muchas razones, porque es el que ha prostituido las leyes, quien ha vaciado las instituciones, y el responsable de haber puesto a  España en almoneda y quién está hurtando las libertades de los ciudadanos.

La carcajada: Sánchez dice que va a poner en marcha un plan para regenerar la democracia.