Un respeto al Constitucional

El solo hecho de interponer un recurso ante el Tribunal Constitucional es objeto de campañas denigratorias y descalificantes para quien osa hacerlo.

Lejos de tratarse -o de ser tratado como una instancia jurídica con un importantísimo contenido político y jurídico- el Constitucional se convierte en piedra de escándalo cada vez que alguien recurre a él.

No se trata de esperar o no esperar a dictámenes o sentencias, es que simplemente por recurrir a él, por pedir que el Alto Tribunal se pronuncie en alguna materia, se corre el peligro de lapidación pública.

No se entra en el fondo de la cuestión o se entra demasiado, de que se trate o que se pretende dirimir si es constitucional o no, se tarta simplemente de que el poner en duda una ley que puede ser anticonstitucional, parece constituir, por sí solo, un delito de lesa patria.

Unos jueces interponen recurso y preguntan - o quieren preguntar al Tribunal Constitucional- si la Ley que permite el "matrimonio" entre parejas del mismo sexo es Constitucional o no, Sólo eso. Pues ya está armado el expolio y quienes así osan preguntar o pedir una sanción jurídica por parte del Tribunal encargado, son inmediatamente objeto de toda clase de invectivas.

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Flaco servicio hacen a la Constitución, al Tribunal y a la misma democracia quienes así actúan. Dejemos que cada uno, juez o no, ejerza sus derechos y dejemos que el Tribunal Constitucional cumpla con los cometidos y con las funciones que la propia Constitución le otorga.

Es muy peligroso que la propia opinión pública, más o menos dirigida, vacíe de contenido las instituciones democráticas.