El rumbo de Europa

Este fin de semana, estarán en portada los papas Juan XXIII y Juan Pablo II con motivo de sus respectivas canonizaciones en Roma.

Si algo caracterizó a Juan Pablo II, aparte de una santidad que estuvo a la vista de todos, fue su enorme preocupación por Europa y por los rumbos que tomaba la que el denominaba ‘vieja’.

  Europa, que estuvo en el centro del mundo, no se sabe muy bien si ahora lo está o no. Otros continentes con formas y maneras distintas cobran protagonismo y lo que no se vislumbra es que la propia Europa sea consciente de que ese ‘europocentrismo’ quizás esté en fase de disolución.

En el curso 1975-76 -ya ha llovido desde entonces- en el IESE, en uno de los llamados ‘Programas de Continuidad’, el demógrafo Alfred Sauvy pronunciaba frases de tantísima actualidad como las siguientes: ‘Europa, que dominó el mundo durante varios siglos y que aún conserva peligrosas secuelas de ese dominio…’ o ‘la Europa colonialista deslumbrada por una potencia establecida gracias a las materias primas del mundo entero…’ Aseveraciones que hoy siguen de actualidad y que pronunciaba a raíz de problemas demográficos, del aumento de la población en esos países que ahora llamamos emergentes y, muy concretamente, en relación a la crisis del petróleo. Frases que hoy podríamos firmar aunque solamente fuera hablando de la crisis del gas provocada por los problemas en la antigua Unión Soviética.

Europa consume y ni siquiera sabe de dónde y cómo viene lo que consume. Europa en plena  crisis sigue llenando las autopistas. Europa, en plena crisis, no cambia sus hábitos de vida y, como decía Sauvy, considera el consumo como un derecho.

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Decía al demógrafo en su conferencia que Europa sabe producirlo todo menos la satisfacción.

Palabras proféticas, no solamente de lo que podía pasar tras muchos años, sino que constituyen una muestra clara de lo que está ocurriendo ahora. El latiguillo de la sociedad del bienestar, del consumo por el consumo, de los niveles de vida desorbitados o, cuando menos, imposibles, son el pan nuestro de cada día y algo que ya denunciaba Juan Pablo II y que sigue denunciando el Papa Francisco.

Pero lo que preocupa y estremece a quien lee la conferencia de Alfrede Sauvy, fundamentalmente por la actualidad que tiene, es lo que afirma sobre el mundo extraeuropeo que se vuelve cada vez más exigente, de él proceden las materias primas y sin darnos cuenta podemos estar de rodillas ante un gran chantaje.

Sería un buen momento para reaccionar y que Europa, como decía Juan Pablo II, comenzara el camino para volver a ser ‘tú misma’ y a encontrar sus verdaderas raíces.