A Sánchez se le ven los plumeros

¿Qué es fango? me dices.

¿Y tú me lo preguntas?

fango eres tú.

(Con permiso de Bécquer)

La democracia, si es auténtica, no necesita que nadie la regenere. Se trata de que las Instituciones funcionen normalmente. Que quienes tienen la responsabilidad de ejercerlas lo puedan hacer libremente y que esas mismas Instituciones, cada una en su ámbito, cumplan las leyes que todos los ciudadanos se han dado.

Cuentan (pero seguramente será un producto de la máquina del fango) que cuando el almirante Nelson cayó mortalmente herido en Trafalgar, sus ayudantes -que estaban intrigados desde hacía tiempo- hurgaron en los bolsillos de la casaca y encontraron una libretilla, que el marino británico siempre consultaba antes de un combate naval, y leyeron: “babor izquierda. estribor derecha”.

Cuentan de Sánchez (pero seguramente será un producto de la máquina del fango) que consulta una libretilla siempre que tiene que tomar una decisión y que en esas páginas, con letra grande, tiene apuntado: 120 escaños. Unas hojas más adelante hay una especie de orla, de esas académicas, con las fotos de Puigdemont, Junqueras, Esteban, Iglesias… incluso de Ábalos y de Page y una dedicatoria que dice: “A nuestro “presidente hasta”… hasta que a nosotros nos dé la gana”.

Y es que Sánchez tiene muchos plumeros que ocultar, pero cada día le salen nuevos y además se le ven todos. 

Es lo mismo que sea un plumero/jefe, que un plumero/cortina ocultaurnas, que un plumero/coalición, que un plumero/ábalos o koldo, que un plumero/amnistía, que un plumero/ndultos “eréticos” (de ERES), que un plumero/conyugal o fraternal o un plumero/amiguete, que un plumero/marroquí, que un plumero/venezolano, que un plumero que le regaló Montesquieu, que el plumero de un gobierno socialcomunista.

 

Pero el plumero más grande y que más se le ve a Sánchez es el plumero antidemocrático y totalitario y con olor a dictador. Es el plumero de eso que se llama algo así como regeneración de la democracia y que no es más que la implantación de la censura, para llevar a algunos medios a la residencia del embajador de España en Caracas (es un suponer metafórico) para hacer firmar una carta de silencio a los directores y a los propietarios de esos medios (es otro suponer metafórico).

La democracia, si es auténtica, no necesita que nadie la regenere. Se trata de que las Instituciones funcionen normalmente. Que quienes tienen la responsabilidad de ejercerlas lo puedan hacer libremente y que esas mismas Instituciones, cada una en su ámbito, cumplan las leyes que todos los ciudadanos se han dado.

Y si la democracia en una sociedad, por las más variadas razones, ha perdido calidad y las Instituciones se resienten y las libertades corren peligro, son las propias Instituciones, no solamente el Ejecutivo, quienes, con la Ley y la Constitución por delante, tendrán que restaurar la situación.

Lo demás, lo de la mano tendida, lo de que España está más unida y más próspera que en 2017, lo de que hay Gobierno para rato y todas las mentiras de Sánchez, son eso, mentiras de hoy, que ni siquiera se sabe si servirán para mañana.

En lo que no miente Sánchez, es cuando dice que las puertas de la Moncloa están abiertas para todos. Pues claro que sí.

Que se lo pregunten a Barrabés o a Goyache.

La carcajada: Dice Bolaños, campanudo y altisonante, azacaneado en eso de imponer la censura: “El ecosistema de medios de comunicación está obsoleto”. 

Y dice el DRAE que ecosistema es “la comunidad de los seres vivos, cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente”.

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