Debilidades de Podemos

Podemos ha crecido espectacularmente en muy poco tiempo. Desde las pasadas elecciones europeas de mayo, su crecimiento ha sido tal que, según una encuesta de Sigma Dos para “El Mundo”, ya supera a todos los demás partidos, incluidos el PP y el PSOE en intención de voto.

El partido liderado por Pablo Iglesias ha sabido, como un buen delantero centro, estar en el sitio oportuno en el momento oportuno. Ha recogido el hastío de los ciudadanos hacia los partidos políticos clásicos, la indignación por la denostada partitocracia – pero consolidada por parte de los aparatos de los partidos políticos-, de modo especial a votantes de izquierdas y entre los jóvenes.

Curiosamente, Podemos ha crecido con un mensaje que es negativo, ser “anti”, antisistema, y sin desgranar su programa. No ha hecho falta para su crecimiento, por la incapacidad – sobre todo del PSOE e Izquierda Unida- de los partidos de su espectro político para renovarse y captar el voto de los descontentos.

Tampoco el PP ha sabido reaccionar, pero son pocos los votantes del PP que votarán a Podemos, pues la opción de los descontentos “populares” será la abstención en su gran mayoría, salvo que Rajoy acierte a captar en estos meses los votos abstencionistas, opción que parece haber descubierto ahora. En el PP confían que sus votantes descontentos acabarán votando al PP, pero en estos momentos no está nada claro.

Lo que es una fortaleza ahora de Podemos puede ser su debilidad mayor: el factor sorpresa. Ha metido un gol, pero le falta centro del campo y defensa, siguiendo con el símil futbolístico: no se sabe qué defienden ni con qué medidas van a contentar a sus posibles votantes, y cuando esbozan alguna medida no tardan ni una semana en rectificar, como es el caso del que denominan “salario mínimo”.

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La debilidad de Podemos es su indefinición, pero a la vez le ha ido bien hasta ahora. No puede continuar así hasta las elecciones de mayo próximo. O tal vez sí, porque el propio PP ha renegado de su programa político en cuestiones importantes, como es el caso del aborto o la reforma de las administraciones públicas, y parece que nos hayamos acostumbrado casi todos a no confiar en el programa.

Podemos puede caer en la arrogancia en estos momentos. Como cuando Pablo Iglesias arremetió contra los periodistas hace unos meses, afirmando que es muy fácil contestar a las preguntas de los periodistas de los medios de comunicación tradicionales, “pues son las mismas siempre”. Morir de éxito antes de unas elecciones, es su debilidad.