Parados maltratados

Sufren y con frecuencia callan, dicen que atemorizados por posibles represalias, sufriendo en silencio y sin que haya cauces reales para plantear soluciones prácticas, ni siquiera en los casos más sangrantes y crueles: ni los sindicatos ni los partidos políticos recogen sus sufrimientos con medidas concretas, sólo lo hacen con alguna frase o discurso que luego se muestran vacíos y de escaparate, para captar votos pero sin compromiso eficaz constante.

Ponga el lector de estas líneas el calificativo que juzgue más conveniente, pero en mi opinión se maltrata a los parados, hasta con crueldad, no sólo con injusticia. A los parados que tienen subsidio no se les cobra por las medicinas: a los que han agotado los subsidios se les cobra el 40%. ¿Alguien puede entenderlo?

Otro botón de muestra: los litigios contra el SEPE – casi todos seguimos hablando del INEM – en los juzgados de lo social, que hacen referencia a prestaciones, “es lo último que se decide”, como les exponen empleados de los tribunales a abogados y graduados sociales que se asombran de lo que se tarda en decidir sobre ese asunto tan vital. Y no hurguemos en el sentido de injusticia que tienen los empleados de los servicios públicos de empleo – o desempleo – de las diversas comunidades autónomas, porque su puesto peligraría, o eso dicen.

Otro botón de muestra. Cuando se llama a los parados para algún puesto desde los servicios públicos de empleo, dan unos plazos de infarto: en cuatro o cinco días presentar toda la documentación, con prisas, deficiente asesoramiento, y con la amenaza real de que se “tomara nota” de su negativa para optar a ese puesto de trabajo. Vamos, que se juega el subsidio que tenga o pueda tener. Ese es el clima.

¿Quién va a luchar para que esto pueda cambiar, de verdad? No es fácil, pero la lucha contra el maltrato, la injusticia y la crueldad a lo largo de la Historia se nutre de valientes que pelean por los demás, muchas veces indefensos económicamente y desanimados por esfuerzos inútiles durante años.

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Más de la mitad de los parados de larga duración llevan cuatro años o más en el paro, y es casi imposible que se contrate a personas en torno a los 60 años. Todos tenemos que hacer más por los parados, pero tal vez lo operativo – aunque penoso – es que los parados se organicen mejor ante tanto maltrato.

Y más tras “celebrar” el Día del Trabajo, el pasado 1 de mayo, una fiesta con muchos contrastes, debemos reflexionar sobre los parados y cómo ayudarles mucho mejor, porque se sienten abandonados, atribulados por los servicios públicos de empleo con trámites burocráticos muchas veces incomprensibles y complicados, que buscan más “cazar” a hipotéticos defraudadores o indebidamente asesorados por los servicios públicos.

¿Hay necesidades laborales? Por supuesto, y basta con aludir a la atención a personas mayores o dependientes. Un “pequeño” detalle: los expedientes de valoración de dependencia, que deben analizarse y decidir con mucha mayor rapidez, y destinar a la atención de los dependientes personal y recursos que ahora se destinan a otros fines de más que dudosa urgencia o necesidad.