Rajoy o Iglesias

También plantea dos opciones de gobierno en España: Mariano Rajoy o Pablo Iglesias. Y la imagen de un Pedro Sánchez derrotado.

La audiencia televisiva no estuvo mal, teniendo en cuenta el cansancio de los ciudadanos por la repetición de las elecciones: un 6% más de audiencia que en el debate a 4 con motivo del 20-D, en el que Rajoy no quiso estar y delegó su presencia en Soraya. Que lo siguiéramos más de 9 millones de espectadores tiene mérito, mérito por supuesto para los espectadores, pues aportaron más bien poco los cuatro candidatos. El partido de fútbol de nuestra selección, a las 3 de la tarde, tuvo casi los 9 millones también, pero hay que tener en cuenta la diferencia horaria.

Los cuatro líderes se adaptaron a esa perspectiva, incluido Pedro Sánchez, que asumió su rol de “acompañante” de alguien, pero lamentándose una y otra vez de no haber sido presidente del Gobierno por la postura de Podemos. Sánchez estuvo triste, lento, descolocado, tal vez muy consciente de su tren ya pasó, y sólo le queda hacer posible al PSOE una transición y renovación necesarias. No es para menos, si se cumple el famoso “sorpasso”, perder el papel hegemónico de la izquierda.

Según qué medio de comunicación se “visualiza”, el ganador del debate es Rajoy o Iglesias. El perfil de los lectores de cada medio puede ser determinante, o la movilización internauta de los dos partidos en liza, el PP y Podemos. En lo que todos los medios de comunicación coinciden – o casi todos, no me atrevo a ser categórico porque no es posible saber lo que “todos” dicen – es que Pedro Sánchez es el que peor estuvo, el perdedor sin paliativos.

Desde el comienzo se vio a un Pablo Iglesias haciendo esfuerzos considerables por no enseñar los dientes - como ha sido habitual -, no ser agresivo, cuidar la altivez, ser algo más suave en las formas. Y lo consiguió, en general, siendo dócil a la consigna de sus compañeros de partido de que no puede asustar a los votantes, de ninguna franja de edad. La pregunta está clara: ¿importa más la forma o el fondo? El fondo de Iglesias sigue siendo subir los impuestos y cumplir con Bruselas, la cuadratura del círculo, y asegurando que de la lucha contra el fraude y la subida de impuestos saldrá el dinero para todo lo que promete: Rivera le echó en cara la inviabilidad de su programa.

Rivera sí acometió a Iglesias, en esa lucha de los dos jóvenes líderes de atraer el voto de la gente joven. Pero nadie acometía a Pedro Sánchez, no era necesario: sólo recibía los “cantos de sirena” de Iglesias para gobernar juntos.

Rivera hizo un gran cambio respecto a Rajoy: ya no le pide que dimita, sino que rectifique. Ya no parece estar en juego la cabeza de Rajoy, en un previsible gobierno del PP y Ciudadanos.

Rajoy siguió con su línea de resaltar las mejoras y de intentar rebajar a los otros candidatos, por su falta de experiencia, e incluso pidiéndoles que se “estudien” los temas antes de ir a un debate como el del lunes y no incurran en “mentiras”.

Si se cumplen las encuestas, el PSOE se encontrará en el dilema de apoyar un gobierno de Unidos Podemos o permitir a Rajoy gobernar. Mi impresión es que el PSOE no pactará con Unidos Podemos por su propio interés como partido político y porque un Iglesias como presidente es más temido que querido, y que permitirá gobernar al PP y Ciudadanos. La sensatez de Rivera y la contundencia en la lucha contra la corrupción le vendrán bien al PP. Pero esperemos resultados de las urnas, claro.

 
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