Rubalcaba en TVE

Tras la entrevista en TVE a Rajoy la semana pasada, esperábamos la de Rubalcaba, con el mismo formato, entrevistadores y duración. Y Rubalcaba siguió un guión más que previsible, con una innegable habilidad, que se podría resumir en: aludir a la herencia de ZP es un recurso del PP; el PSOE está haciendo una oposición responsable; frente a la ambigüedad de Rajoy, ofrecer claridad de ideas; mencionar algunas propuestas ante la crisis distintas a las del PP; y Cataluña como problema que Rajoy no ha sabido encauzar. Y contribuyó a desconfiar de Rajoy, diciendo que el país se le va de las manos: así entiende la oposición responsable.

El gran problema de Rubalcaba es que genera desconfianza y olor a pasado político que se desea enterrar. En el PSOE optaron por él, frente a la renovación de Carme Chacón, porque los pesos pesados querían sobrevivir en el naufragio. Un político que no puede presentarse con las manos vacíos en el plató, porque los problemas de España actuales tienen mucho que ver con los casi 8 años de Gobierno del PSOE, del que formó parte muy cualificada “Alfredo”. Con ese bagaje, la habilidad poco puede resolver, pero dio muestras de ello al evitar pronunciarse sobre si sería candidato en las próximas elecciones: reiterada pregunta, en mi opinión sobrante, que sirvió para que Rubalcaba enfatizara su preocupación por los problemas actuales. En bandeja.

De los cinco periodistas, Victoria Prego volvió a destacar por su incisividad. Sin embargo, el nivel de las preguntas no pasa del aprobado. Destacar el preocupante balance que ofrecen las encuestas sobre el PSOE era obligado. Pero si el periodismo ha de servir para contextualizar el presente, eché en falta varias preguntas.

Eché en falta que Rubalcaba ataque los recortes de Rajoy y nadie le preguntara por los recortes de 30.000 millones del presidente socialista Hollande. Eché en falta que no se ahondara en la aceleración del independentismo catalán: ¿hemos olvidado los años de gobierno socialista en Cataluña -hasta hace un año- de la mano de Esquerra Republicana, en que se permitió a un Carod-Rovira y a otros lo intolerable, como las embajadas a destajo? Eché en falta que nadie le preguntara cómo es posible que él no quiera el rescate de España y el socialista Almunia lo urja desde Bruselas: es una pinza maquiavélica. Eché en falta que, ya que citó a Merkel dos veces, no la citara para valorar las reformas de Rajoy, incluida la laboral. Le fue fácil a Rubalcaba la faena.

 
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