El día después en Cataluña

Sin embargo, y pese a las encuestas que se están difundiendo, pienso que no se dará esa mayoría absoluta que abra las puertas a la independencia, ni en número de votos ni en número de escaños.

El voto oculto en las encuestas, e incluso los que declaran que se van a abstener, se movilizará a favor de partidos que no son independentistas, aunque estas predicciones – las de las encuestas, siempre cocinadas, y mi percepción – tienen una alto margen de error, sobre todo en estas elecciones.

El hecho de haber vivido en Barcelona 9 años me da una cierta ventaja al opinar, o una desventaja, según se mire, porque eran otros tiempos muy distintos, y porque la percepción está entremezclada por el afecto y el deseo de que Cataluña vote con sensatez, sin dejarse embaucar en la locura promovida por Artur Mas.

Artur Mas ha sido un irresponsable, probablemente con la pretensión de hacer olvidar a los catalanes los problemas actuales acuciantes – como lo son los económicos y los laborales -, pero también se ha aprovechado de algunos errores de Moncloa, de los empresarios, de los diversos gobiernos que ha habido en España que han permitido un independentismo cultural y social sin atajarlo con medidas legales y políticas, y también de la mayoría ciudadana de Cataluña, que no es independentista y vive con tensión y asombro el cariz que ha ido tomando esta consulta electoral.

No pocos catalanes me dicen que todo sigue siendo un órdago para lograr más beneficios económicos y fiscales, porque la independencia es imposible. En este caso, me parece que minimizan la gravedad y alcance de estas elecciones.

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Sin embargo, Bruselas debería haber sido más contundente hace tiempo al aclarar que no hay dudas de que una Cataluña independiente quedaría fuera del euro, otros deberían haber hablado del riesgo del “corralito” catalán no hace unos días sino hace meses, y así un largo etcétera. Y no digamos del debate de estos días de qué pasaría con las pensiones en caso de independencia, cuestión nada baladí para muchos votantes, que indudablemente saldrían perjudicados.

Mientras se ha formado una candidatura independentista en torno a “Junts pel Sí”, es una lástima que en esta ocasión los partidos no independentistas no hayan sido capaces de presentarse unidos, por ejemplo en una candidatura denominada “Cataluña y España”, y así se obtendrían más escaños con los votos del PSC, Ciudadanos, PP, Unió, etc.

Es absurdo plantearse una independencia cuando nunca ha sido independiente Cataluña. Por mucho que se intente tergiversar la historia, es un cúmulo de falacias.

El día después será muy interesante. Desde luego, los partidos políticos no independentistas han de revisar su política en Cataluña, y hasta sus líderes en algunos casos, a corto y medio plazo. El PP, por ejemplo, aunque Xavier García Albiol esté logrando remontar, ha de pensar si no es mejor que no se presente en elecciones catalanas, y llegue a un acuerdo para que otro partido recoja sus votos, porque la sangría del PP en tierras catalanas no parece tener remedio.

Y respecto a Artur Mas, será su defunción política. O al menos eso espero, para que vuelva la cordura a Convergencia y a Cataluña, reiniciando los pasos para que haya un partido catalán con sentido común y de Estado.

Muchas cosas, a todos los niveles, habrán de cambiar a partir del 27-S, si de verdad se quiere frenar esta locura, que sobre todo perjudica a Cataluña, pero también a España, porque forma parte de España, y otra cosa es imposible.