Del 27-S a la imputación de Artur Mas

Para quienes las planteaban como un plebiscito, con los datos en la mano han de reconocer que la mayoría de los catalanes no quiere la independencia. Los votos sumados de Junts pel Sí y de CUP no dejan ninguna duda, pero algunos de sus líderes insisten en que han ganado en votos: sólo se entiende esa afirmación si se ciñe a que la formación política ganadora ha sacado más votos que la segunda, es decir en términos relativos, no en términos absolutos. Cada uno se agarra a lo que le interesa, pero la realidad es tozuda, incluso para los políticos.

¿Quién será el president? No lo tiene fácil Artur Mas, pues CUP le ha vetado, y son muchos los que le quieren enterrar, por la política que ha llevado a cabo y la corrupción investigada en Convergencia, cuyo final arroja muchas sombras sobre Mas. Todavía “más” tras ser imputado por el 9-N. Si CUP se abstiene, todos los demás partidos suman 63 escaños, 1 más que Junts pel Sí, pero cuesta muchísimo verlo como algo verosímil, incluso apelando el bien mayor del constitucionalismo.

Siguiendo con las preguntas, hay que referirse al fiasco del PP en estas elecciones, que puede ser una antesala de las elecciones generales. Aznar fue contundente el lunes, hablando de que son un aviso para el PP. Y sobre el fracaso de Podemos en Cataluña surge la cuestión de si asistimos a su inicio de fracaso estatal.

Ciutadans, gran vencedor de la noche, se ha engullido muchos posibles votantes del PP, y también del PSC y probablemente de Unió, que se ha hundido al no obtener ningún escaño.

Pero vuelven a surgir las preguntas: ¿se puede extrapolar a las elecciones generales, como ha dicho Albert Rivera, este resultado en la tierra natal de este partido? A mí me parece que sí y no, siguiendo con los galleguismos: no es extrapolable, pero sí predice un crecimiento de Ciutadans a nivel estatal que asusta en las filas del PP. En todo caso, en el PP ya pueden acelerar su acercamiento a Ciutadans – o Ciudadanos -, como hizo Cristina Cifuentes para gobernar con su apoyo en la Comunidad de Madrid.

Otra pregunta: ¿y si Albert Rivera se acerca al PP y pide la cabeza de Mariano Rajoy?

El gallego Mariano Rajoy tiene ahora unas semanas para intentar desgranar estas preguntas, y otras, pensando en el partido, y dejando de hacer predicciones electorales, pues desde luego se ha lucido con sus previsiones electorales en todos los comicios recientemente celebrados, y no es preciso que lo diga Aznar.