Los malabarismos de Albert Rivera

Pero a Suárez Illana, hijo de Adolfo Suárez, no le parece bien que invoque a su padre ni se haga con su herencia.

Suárez Illana ha echado en cara a Rivera que no es precisamente “centrista” olvidar que el partido más votado, el PP, es quien debería ser apoyado en virtud del centrismo que tanto invoca, simplemente porque lo más democrático es permitir que gobierne el más votado, así de sencillo.

En una posible repetición de nuevas elecciones, no está nada claro el resultado para ninguno de los partidos, por mucho que se barajen sondeos de que cambiaría muy poco el resultado del 20-D.

En el caso de Ciudadanos, es evidente que una gran mayoría de sus votantes los ha obtenido de los desencantados por el PP, pero de ahí a apoyar al PSOE hay un abismo. Visto lo visto hasta ahora, no hay que descartar que una parte de esos votantes volvieran a votar al PP, desengañados por las maniobras variopintas de Rivera.

Rivera ahora dice que puede apoyar un gobierno del PP o del PSOE, que lo importante es pactar un programa, y luego ya se vería si la persona que encabezaría ese gobierno era de un partido o de otro, Pedro Sánchez u otro, y en el caso del PP una persona distinta a Rajoy. Sigue pidiendo la cabeza de Rajoy.

Me exponía su teoría un senador de uno de los dos partidos mayoritarios hace unos días: “Rivera aspira a ser presidente del gobierno, presentándose ante el Rey como el único capaz de aglutinar a PP y PSOE, invocando el centrismo de Suárez, y teniendo dos vicepresidentes, uno del PP y otro del PSOE”.

Que sea el sueño de Rivera es posible, pero ni lo veo posible ni me parece razonable. Aunque lo mucho que se está hablando sobre los pactos ya se ve que arroja muchas hipótesis.

En el PSOE ahora están muy molestos con Rivera, porque el pacto firmado con ellos lo ha tirado por el suelo, al decir que lo importante es pactar un programa, que hay que contar con el PP, y ya se verán después los nombres.

Rivera quiere una lucha más eficaz contra la corrupción política, como la inmensa mayoría de los españoles. En Andalucía, con una corrupción política – los expresidentes Chaves y Griñán declaran como imputados en unos días – más que vergonzosa durante muchos años, Ciudadanos ha permitido que siga gobernando el PSOE. En la Comunidad de Madrid, también con casos de corrupción, ha permitido que el PP gobierne. Era un aviso a navegantes: Ciudadanos puede pactar con cualquier de los dos.

 

El PSOE pretendía negociar el pacto unido a Ciudadanos, pero con el rechazo de Podemos todo se volatiliza una vez más. Compromís acepta que Ciudadanos entre en las negociaciones. A su vez, Izquierda Unida se ha enfadado con Podemos porque otra vez ha pretendido monopolizar la iniciativa del pacto “a cuatro”, implicando también a los socialistas y Compromís, Y el pretendido gobierno de izquierdas vuelve a chocar con el acaparador y ambicioso Pablo Iglesias, que desde luego no puede decir que lo importante es el programa, pues ya intentó presentarse como vicepresidente y repartiendo ministerios entre “podemitas”.

Habrá que ver el “clamor silencioso” que, como ha afirmado el expresidente de la Región de Murcia Alberto Garre (PP), existe dentro de las filas “populares” para que Rajoy se descarte, y dé paso a otro.

La repetición de elecciones puede beneficiar al PP, precisamente por los malabarismos de Rivera. Si se logra un gobierno de izquierdas en estas semanas, no se sabe si Ciudadanos acabaría entrando “de la mano” del PSOE, o se abstendría., o si Podemos finalmente le admitiría.

Es imprevisible Albert Rivera, en contra de lo que parecía – y sigue pareciendo a muchos – más probable, que era un pacto con el PP: Rivera dice que el único obstáculo es Rajoy, pero hay algo más en los malabarismos de Rivera.

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