La penúltima bala de Pedro Sánchez

            La penúltima bala de Pedro Sánchez ha sido destituir a Tomás Gómez y a la ejecutiva de la Comunidad de Madrid. La última bala puede ser contra otro líder socialista o contra sí mismo, porque el secretario general socialista está dispuesto a morir matando.

            Las elecciones autonómicas de Andalucía en marzo revelarán el poder de Susana Díaz, la principal enemiga de Pedro Sánchez. Díaz ha adelantado las elecciones pensando que le interesaba y podría ser su plataforma para las generales. Pero habrá que verlo, sobre todo después de que el Tribunal Supremo haya imputado por el caso de los ERE en Andalucía a los expresidentes Manuel Chaves y José-Antonio Griñán.

            Griñán y Chaves declararán en abril, ya celebradas las elecciones andaluzas, pero ya es un desgaste muy notable para el PSOE y, en particular, para los socialistas andaluces, con Susana Díaz a la cabeza.

            Ni Griñán  ni  Chaves se plantean dimitir como senador y diputado, respectivamente, pero tampoco nadie en el PSOE se atreve a obligarles a dimitir, sencillamente porque Susana Díaz les protege y Pedro Sánchez no tiene fuerza para que dejen sus escaños.

            Díaz no ha sido imputada. Sin embargo, la juez Alaya sigue ampliando la lista, y ya son 265 los que tendrán que responder en Andalucía por fraudes millonarios, entre ellos numerosos cargos socialistas. El sentido común de los españoles lleva a plantearse si, ante semejante fraude, Susana Díaz era conocedora hasta con cierto detalle, si ha ido facilitando encubrir o no actuaciones delictivas, si ha preferido no actuar con determinación ante datos o indicios. Un sinfín de preguntas que legítimamente se preguntará cada votante andaluz.

            Por otra parte, Pedro Sánchez sabe que tiene los días contados, salvo que cambien un montón de cosas. Que cambien o que las cambie él, si puede.  Por ejemplo, puede plantearse dirigir su última bala hacia quien sea un apoyo sólido de Susana Díaz en el PSOE, como es el caso de Ximo Puig, candidato socialista a la Generalitat Valenciana y secretario general del PSPV, en función de los resultados que obtenga en las elecciones autonómicas.

            En el PSOE hay muchos nervios, muchísimos, sin líder y con unas expectativas electorales que pueden suponer su hundimiento, en beneficio  de “Podemos”. En Baleares los socialistas hasta se han decidido  acudir a las elecciones municipales sin las siglas socialistas, uniéndose en una candidatura para disimular su hundimiento y que no se note tanto el desastre: que el PSOE ya ni se atreva en algunos lugares a presentarse con sus siglas es un anunciado fracaso.

            ¿Qué pasará con Pedro Sánchez? Las elecciones andaluzas y las autonómicas de mayo dictarán sentencia. O antes, porque todo está sucediendo muy rápido, pero la última bala de Sánchez – porque está dispuesto a morir matando- es enigmática. 

 
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