Por la vida

Bebé.
Bebé.

El próximo domingo, 27 de marzo, se celebra en Madrid la Marcha por la Vida, a la que acudirán decenas de miles de personas de toda España. Resulta llamativo, a primera vista, que se organice una Marcha para defender la vida, cuando es algo que, en principio, toda persona defiende como primer derecho, parece obvio.

Sin embargo, no es así, y por eso en 2003 el Congreso Internacional Provida decidió organizar el Día Internacional de la Vida, que se celebra el 25 de marzo: la manifestación se traslada este año al 27 para facilitar los viajes y la asistencia. Me llegan noticias de que hay una notable movilización para esa Marcha del próximo domingo en Zaragoza, Valencia… Una buena noticia en medio de un contexto muchas veces negativo para la vida.

Urge alzar la voz y defender la vida, el primer derecho, no sólo de los no-nacidos o de los ancianos –principio y final de la vida -, sino la dignidad de la vida de toda persona, de los discapacitados severos, de quienes tienen síndrome de Down.

Es una marcha convocada  por la sociedad civil, que también alienta lógicamente la Iglesia, porque la vida figura en el Decálogo y la moral católica incorpora y eleva  la moral natural.

Sin embargo, la sociedad civil ha abandonado la cultura de la vida, abrazando la  ‘cultura de la muerte’, con el aborto, la eugenesia y la eutanasia como estandartes. Se intenta justificar o disfrazar como “libertad”, “derecho de la madre”, “dignidad”, para acallar remordimientos, comodidades y falta de esfuerzo para sacrificarse por la vida de otros.  La Iglesia no cambia en su defensa moral, coincida o no con leyes o mayorías.

Casualidad o no, el día 21 de marzo hemos celebrado el Día Mundial del Síndrome de Down, que la ONU fijó en 2011 para que cada año nos acordemos de esas personas y su dignidad. Se quiere visibilizarles, recordar su dignidad. Pero es preciso recordar una grave incoherencia: en España nacen al año solo 150 bebés con síndrome de Down, hay 34.000 en todo el país y hace 50 años había 300.000.

A este paso, no habrá personas con síndrome de Down. La película “Campeones”, de Javier Fesser, fue un éxito: ya trabaja en una segunda película. Buena noticia en un contexto incoherente.

Seamos sinceros: sabemos que hay una eugenesia descarada y cruel. Es rarísimo encontrarse por la calle con unos padres y su hijo con síndrome de Down. Cuando va a nacer una criatura y avisan que tiene síndrome de Down, ofrecen una “intervención sencilla” para evitarlo, que es su muerte. A veces se equivocan, y nace una criatura sin síndrome de Down. 

Le sucedió hace poco a un matrimonio que conozco: les dijeron que nacería el bebé con síndrome de Down, y el médico ofreció todo tipo de facilidades para abortar alegando que era “muy sencillo”. El médico no contaba con que no quisieron abortar ¡y nació una criatura sin síndrome de Down! Aunque lo hubiera tenido, este matrimonio lo asumía con generosidad. Misterio: quienes tienen un hijo o hermano con síndrome de Down coinciden en señalar que es el tesoro y la alegría  familiar, por su corazón. Para pensar.

 
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