Ojo: ETA sigue sin entregar sus pistolas

Me llama la atención lo poco que se habla ahora de ETA. Meses antes de las elecciones municipales y autonómicas todo eran anuncios, comunicados, ruedas de prensa abertzales, declaraciones de buenas intenciones...

Ahora, pese a la ventaja que ofrece el sosiego, todo es silencio. Los pistoleros callan.

Ya dije hace unos días que me había caído del guindo: los últimos simpatizantes de la banda detenidos portaban explosivos y DNI falsos de última generación, contradiciendo las buenas intenciones de su última propuesta de paz.

De entrega de armas, ni se habla. ¿A qué esperan?

Algunos políticos han pedido la retirada de sus escoltas. Otros anuncian directamente su renuncia voluntaria a la protección oficial. Deberían tentarse la ropa y ser más prudentes. Los malos siguen siendo una amenaza real. Pueden hacer mucho daño.

No hay que descartar, incluso, la acción aislada de algún individuo aislado que discrepe de la doctrina oficial que alude a un proceso de paz coordinado que culminará en un salto ordenado a la vida política.

Insisto: las armas siguen en su poder. Hasta que no se deshagan de ellas, seguiremos preguntándonos quién puede ser el siguiente.

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