Resetear

Advertencia: la palabra no está en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Pero me importa un pimiento. Cualquiera que haya tenido en sus manos un aparato electrónico mínimamente complejo sabe de lo que estoy hablando.

¿Quién no se ha visto obligado alguna vez a apagarlo todo, a desenchufar y volver a empezar para recuperar el perfil inicial del artefacto? Todo se bloquea, nada responde, no va para adelante ni para atrás, se ha quedado tieso… En ese caso, la única opción razonable es resetear: volver al inicio.

Es cierto que al españolito medio nos va más otra cosa. Nosotros somos más de meterle un viaje al aparato, de aporrearlo con violencia, sea éste una máquina de bebidas, una fotocopiadora o un expendedor de tickets de Metro. Somos más contundentes. Lo llevamos en la sangre.

Pero lo suyo, lo sensato, es volver a empezar. Hacer tábula rasa y situarnos de nuevo en la casilla de Salida.

Esto es lo que parecen pedir ahora los ciudadanos con ese catatónico enfermo llamado Política. La cosa no da para más. Hemos estirado el chicle todo lo posible y el sistema ha colapsado. Hace aguas por todas partes:

-- Afecta a los principales partidos políticos nacionales: PP (Bárcenas, Gürtel, Palma Arena), PSOE (falsos ERE en Andalucía, Mercasevilla, caso Campeón), CiU (caso Pallerols, cuentas en Suiza de los Pujol)... Y parece razonable pensar que aquellos que parecen sin tacha, lo son porque nunca han tocado verdadero poder.

-- El mal ha alcanzado a la raíz de los propios partidos: al perfil de sus integrantes, a su preparación, a su modo de financiarse, a los métodos de elección de sus cuadros dirigentes, al sistema de relevos, al plan de promoción interna…

-- Parece demostrado ya que la solución no puede venir del problema. Los políticos se han demostrado incapaces de ponerle el cascabel a este gato.

-- Hay que acabar con esa asombrosa impunidad con la que nuestros gobernantes administran el dinero ajeno. ¿Por qué si en la empresa privada uno responde de su gestión hasta las últimas consecuencias, incluso penalmente, no sucede así con los políticos? ¿Por qué si una ministra de Economía se “equivoca” al establecer un año el déficit del Estado (con las consecuencias que eso tiene para un país) no se le pueden exigir responsabilidades?

 

Podríamos seguir. Pero no es cuestión de ponerse dramáticos, ni de jugar gratuitamente al alarmismo.

No lo hago. Creo que España tiene talento y capacidad más que suficiente para afrontar con determinación este problema que, dicho sea de paso, considero que está en la base de esta crisis financiera que tanto nos está haciendo sufrir.

Pero toca resetear. ¿Quién se apunta?

Más en twitter: @javierfumero

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