El éxito de Zapatero está en su “extrategia”

Se va a cumplir un año de aquel día en el que un atento ciudadano, lector de ABC para más señas, enviara una carta a ese diario alertando sobre su curioso hallazgo: en una de las fotos publicadas por el periódico había entrevisto una clamorosa errata del Presidente del Gobierno mientras éste escribía en una libreta sentado en su escaño del Congreso.   Efectivamente. La instantánea de mayo de 2005 recogía a un José Luis Rodríguez Zapatero que tomaba notas en un cuaderno escolar durante el Debate sobre el Estado de la Nación. Es de suponer que el jefe del Ejecutivo se disponía a replicarle al líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, pues bajo la palabra “Gaspar” se bosquejaban varias frases. La tercera decía: “Sector Público” y, a su lado, figuraba el vocablo “extrategia”. Sin comillas, claro, y escrito de puño y letra del Presidente.   A Rodríguez Zapatero no le faltan asesores. Los tiene. Y si se les pregunta, a veces hablan. Lo que estos declaran de manera discreta pero clara es que el Presidente sigue un itinerario de gobierno predeterminado y basado en cuatro puntos principales.   En primer lugar está el asunto de ETA. El Presidente está decidido a sustentar su proyecto político en la consecución de la paz en Euskadi. Considera que hay margen para ello y la busca con tesón. Los ciudadanos no quieren otra cosa –barrunta Zapatero- y la banda terrorista lleva 1.000 días sin matar. De momento, España ya tiene un alto el fuego permanente. Ahora hay que saber interpretar el inquietante mensaje que acaban de enviar los pistoleros tras la quema de la ferretería de un diputado de UPN en Navarra. No parece que el Ejecutivo tenga todo tan bien atado como parece.   Otro frente crucial para el inquilino de Moncloa es el nuevo pacto autonómico. Zapatero está convencido –explican desde su gabinete- de que es necesario modernizar el Estado de las autonomías, reconocer la diversidad territorial y adaptar los estatutos a la presencia en Europa, la globalización y la inmigración. ¿El problema? Que hasta en la ejecutiva socialista existen serias dudas del camino emprendido. Según fuentes de Ferraz, la directiva del PSOE ha asistido a meses de tenso debate interno a cuenta de Cataluña y Andalucía. Otro interrogante abierto.   El tercer pilar del proyecto Zapatero son las llamadas reformas sociales, inabordables por Felipe González en su momento pero de las que el Presidente quiere impregnar toda esta legislatura. Aquí se incluyen iniciativas tan variadas como polémicas, que van desde la revisión del papel de la Iglesia en un estado aconfesional hasta la recuperación de la memoria histórica, pasando por una nueva ley de la Educación, la eliminación de los símbolos de la dictadura o la ley de matrimonios homosexuales. Mientras encabrona a media España, Zapatero enjuaga a la otra media con laicos bailes de salón anti-fachas. Se asegura de nuevo el voto de todo el arco de la izquierda.   El cuarto eje del mandato presidencial, en fin, está siendo la ampliación del Estado de bienestar que tanto ha seducido siempre a la progresía. Desde Moncloa se engloba en este apartado todo lo relacionado con los derechos de los trabajadores (seguridad social, salario mínimo, pensiones), con la Ley de Igualdad y con la Ley de Dependencia, que lleva aparejada la creación del Sistema Nacional de Dependencia para la atención de mayores y discapacitados.   Se trata de la singular “extrategia” de Zapatero, una táctica de cuatro cabezas que a quien primero ha sorprendido es a su propio partido. El mismísimo Felipe González, por poner sólo un ejemplo, manifestó el pasado mes de febrero su escepticismo sobre el proceso que el Presidente ha abierto en la búsqueda de la paz en Euskadi. Y experiencia en eso tiene Felipe.   A todas estas, a uno le gustaría saber qué piensa la ex ministra de Educación, María Jesús Sansegundo, de las erratas del jefe del Ejecutivo que hace unas semanas le puso de patitas en la calle. En el fondo, lo que España entera ansía es que las faltas de ortografía de Zapatero sean las más graves que deba lamentar este país. En juego hay mucho: prácticamente todo.

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