Políticos catalanes repetitivos
Lo de romper la unidad es cosa de unos cuantos políticos que aprovechan su influencia y los recursos públicos (nuestros), para que crezca el porcentaje de la gente que ya tenía esa idea.
Cataluña no ha sido nunca independiente. A partir del XVIII, como estuvo en el bando perdedor en la guerra de Sucesión, Felipe V no se portó bien con esa tierra. Hubiera sido más inteligente ganarse a los antiguos enemigos, no una política de represalias.
Tiene que pasar más de un siglo para que ese reconcomio fuera airado por a políticos e intelectuales. No todos. En 1908, tres años antes de su muerte, el gran poeta Joan Maragall escribía en un artículo titulado Visca Espanya: “Porque en este Viva España caben todos los que quieren a España de verdad. Los únicos que no caben son los que no quieren caber, los enemigos de la España verdadera. ¿Españoles? ¡Sí! ¡Más que vosotros!”
La revolución de 1868 y el fracasado reinado de Amadeo I dieron paso a la Primera República. En el episodio nacional La Primera República, Galdós escribe: "La tropa, dominada en absoluto por los Comités federales y convertida en instrumento de la Diputación provincial, aspiraba nada menos que a proclamar el Estado catalán". Ante el asombro de los primeros jefes de esa República, Figueras (el que salió corriendo diciendo “ahí queda eso”) y Pi i Margall, los dos catalanes.
En la Segunda República, en 1934, Lluis Companys, gobernando Lerroux, proclamó el Estado catalán, dentro de una hipotética federación de pueblos ibéricos o simplemente como independiente, no quedaba muy claro. Por aquella época, Manuel Azaña, decía: “Los abusos, rapacerías, locuras y fracasos de la Generalitat y consortes, aunque no en todos sus detalles de insolencia, han pasado al dominio público”.
Ahora, son Mas y Junquera quienes explotan esa tentación de enemistad y de odio que hay en todo ser humano, junto al espejismo de que solos estaremos mejor.
La historia se repite y, como dijo aquel, ahora como farsa.