De Bujumbura a Maputo

Alguien me hace llegar uno de esos boletines internos en los que los jesuitas dan cuenta mensualmente de la actividad social que desarrollan en diversas partes del mundo. Sorprende lo mucho que se hace y lo poco que se sabe de todo ello fuera de estos círculos reducidos. Leo, por ejemplo, que el P. Elie Koma, jesuita del Burundi, fue asesinado la noche del 5 de febrero en Bujumbura. Son sólo cinco líneas con estilo de teletipo. “En su camino hacia casa, en coche —cuenta el corresponsal local, posiblemente jesuita y compañero del fallecido--, se encontró en medio de un tiroteo entre el ejército y un grupo de milicianos, recibiendo varias balas”. Dice también que el P. Koma, de 59 años, entró en la Compañía de Jesús en 1967, que era bien conocido como director de Ejercicios Espirituales y que desde hace tres años estaba encargado de la iglesia recién construida de Kamenge, en Bujumbura. Esto es todo. Una noticia “flash” en la tercera página de un boletín que reciben poco más de 11.000 personas en todo el mundo. Difícil encontrar mayor ejemplo de ascética informativa, de sobriedad en la comunicación, posiblemente reflejo de un estilo que impregna y acompaña, de manera general, a toda la actividad jesuítica. Un mes más tarde, los medios nos deleitan profusamente con fotografías y videos de nuestra vicepresidenta del Gobierno en su viaje a Mozambique, donde ha celebrado a la Mujer Trabajadora en plan puente solidario España-Africa. Me quedo con esa en la que visita un centro, iniciativa de desarrollo o quién sabe qué, vestida con túnica africana de colores y seguida de su acompañante mozambiqueña, ésta vestida a la usanza occidental. Durante dos días, las expedicionarias españolas encabezadas por Da. Mª Teresa Fernández de la Vega han hablado con mujeres africanas, han visitado centros africanos y hasta han bailado al son de tambores africanos. Y sobre todo se han fotografiado abundantemente, hasta la saciedad. Solidaridad de fin de semana. Con puentes de ida y vuelta. Ojalá pudieran tenderse puentes entre Bujumbura y Maputo, puentes que permitieran unir el esfuerzo y el compromiso personal de gente como el P. Koma, con la voluntad difusa y ampulosa, transmitida en gestos como el de la vicepresidenta, de ayudar al desarrollo de otros pueblos y gentes. La Compañía de Jesús celebra ahora el V centenario del nacimiento de San Francisco Javier. Cinco siglos de presencia continuada y comprometida en los extremos del mundo, cuya celebración pasará posiblemente desapercibida para la mayor parte de nosotros a pesar de que entre los actos programados se incluyen notorios esfuerzos —por ejemplo, la participación de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales en algunos de los eventos programados-- por tender ese tipo de puentes de los que tan necesitada está nuestra sociedad.

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