Cálmese, señor Presidente

El Presidente del Gobiernoestá nervioso. Es lógico y tiene muchas razones para estarlo. Sólo lleva diecinueve meses en la Moncloa y según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), su popularidad ha caído, en ese tiempo, treinta puntos. Todo un record. Además, no era ese el único dato negativo que arrojaba para ZP la citada encuesta. El PP se sitúa a sólo dos puntos del PSOE en intención de voto, confirmado de esa forma la tendencia de otras encuestas publicadas en las últimas semanas. Pero, dejando al lado las encuestas —que es mucho dejar cuando estamos hablando de políticos- los motivos de los nervios de Zapatero hay que buscarlos también en otros caladeros. Por ejemplo, en la calle. Tras el rotundo éxito de la reciente manifestación contra la Ley Orgánica de Educación, el Presidente del Gobierno ya ha caído en la cuenta que ni la calle “es suya” (Fraga dixit), ni es un terreno exclusivo de la izquierda. En cinco meses, cinco manifestaciones como cinco soles, que suman un total de cuatro millones de manifestantes. ¿No es como para ponerse nervioso? Intentemos seguir haciendo un esfuerzo de comprensión hacia los nervios del señor Presidente. ¿Cómo no va a estar nervioso con lo que se ha descubierto de la deuda perdonada por La Caixa a su ministro de Industria, José Montilla? Zapatero era un desconocido y desdibujado diputado del PSOE por León cuando estas cosas empezaron a suceder en los Gobiernos de Felipe González y ya sabe cómo acabaron. Lo más llamativo es que algunos no aprenden del pasado y repiten los mismos errores. Veamos. En el caso del crédito condonado a Montilla, este niega los hechos, arremete contra el mensajero —el director de El Mundo- y ni él dimite, ni su jefe le cesa. Lo mismo que cuando empezaron los casos de corrupción socialista en la década de los años 80. Con lo cual, hay que entender que Zapatero esté nervioso y que el pasado sábado se despachara desde Portugal con la siguiente “zapaterada”: “vincular los fondos de la Unión Europea y la OPA de Gas Natural a Endesa, es una mera bazofia informativa y especulativa”. ¿No es muy llamativo que el campeón del talante, de la sonrisa, de los buenos modales, haga ese tipo de afirmaciones? Claro, lo que el Presidente del Gobierno no aclaró es por qué había ocultado a la opinión pública su reunión del pasado 6 de noviembre con el Presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durao Barroso. ¿Había algo que ocultar? ¿Por qué no quiso que se supiera en su momento? ¿No le parece a Zapatero que una reunión de esas características, entre dos importantes dirigentes políticos, no se puede celebrar casi con nocturnidad y clandestinamente? ¿Cómo es posible que el adalid de la transparencia informativa quisiera que esa cena en la Moncloa pasara de rondón? Cuando las cosas no se conocen en tiempo y forma, pasa lo que pasa y se abre una vía a la especulación. Si además, nueve días después de esa reunión, la Comisión Europea decide que no es competente para juzgar sobre la OPA de Gas Natural a Endesa, las casualidades empiezan a ser muy peligrosas. Por todo ello hay que ser comprensivos con los nervios del señor Presidente. Menos mal que, al menos, el Barça de sus amores, le dio una alegría en la noche del sábado, ganando y humillando en el Bernabéu al que tradicionalmente ha sido siempre el “equipo del Gobierno”, hasta que llegó Zapatero a la Moncloa. Bien pensado, hay más similitudes entre ZP y Joan Laporta que con Florentino Pérez.

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