Carta a Ariane Sherine

Estimada Ariane,

La campaña que ha realizado en estos últimos meses, cubriendo los laterales de un elevado número de autobuses, tendrá su llegada mañana a la capital, y en su recorrido, las líneas 3 y 5 suscitarán conversaciones a diestro y siniestro. Realmente ha logrado un gran éxito mediático; no hay persona, para bien o para mal, que no se haya enterado de su existencia, por ello le doy mi más sincera enhorabuena. Pero, no me convence el mensaje que señala: Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida, no deja de ser una mera hipótesis mal enfocada, se lo explicaré: el primer craso error es el utilizar el término probablemente, el cual indica: dilema, duda, incertidumbre, vacilación. Que yo sepa el ateo por antonomasia niega la existencia de Dios, y ni siquiera se plantea su existencia. Segundo error: deja de preocuparte. Para los creyentes, la existencia de Dios no es un motivo de preocupación sino de ocupación, aunque sí parece ser origen de preocupación para ustedes, quizá sea que se vislumbra alguna señal de inquietud, desorientación, miedo, en fin, preocupación por los grandes temas que toda persona debe plantearse alguna vez a lo largo de su trayectoria en este apasionante mundo.

Dice que la razón que le ha llevado a lanzar esta campaña es una reacción a un escrito que leyó y al parecer le disgustó, y mucho, ya que se sintió rechazada por no ser creyente. Por lo visto, le preocupa que llegado el momento del tránsito a la otra vida, no se encuentre en la presencia de Dios sino sufriendo el tormento del infierno. Me parece sorprendente que no acepte la existencia de Dios pero quiera contemplarlo en la otra vida. El infierno es la ausencia de Dios en el más allá y ahora resulta que le molesta...

Una parte interesante del eslogan es la llamada a disfrutar de la vida. Me voy a detener un poco más en lo que considero el término disfrute. Este disfrute es comparable a la alegría, a la felicidad, a la dicha, y delicia, pero hay un pequeño matiz y es que el disfrute de la vida tiene una predisposición a ser pasajero; a decepcionar con frecuencia pues depende del prójimo, de las eventualidades, de las cosas que nos rodean. Qué distinto es el júbilo que procede de una fuerza superior a la nuestra, que nos permite enfrentarnos a experiencias que personalmente nunca deseamos, pero las aceptamos con la paz de Dios. Este es el verdadero disfrute de la vida, el que permanece a pesar de las contradicciones: alegría en la persecución, perdón en la ofensa, dignidad en el maltrato.

Hablando de probabilidades me parece más sensato el ingenioso consejo de Blaise Pascal: “Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo”.

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Un saludo muy cordial,

Blanca Ybarra