Decapitada hace más de cinco siglos, la esposa del dios Shiva encuentra su cabeza en el Museo Guimet de París

El museo nacional de las artes asiáticas, tiene una colección de más de 45.000 objetos de arte chino, japonés, coreano, jemer, afgano o indio. El otoño pasado, en el transcurso de una exposición sobre los Tesoros del Arte de Vietnam, la dirección rindió homenaje al antiguo embajador de Estados Unidos, John Gunther Dean, por su papel en la protección del museo cham de Da Nang (Vietnam central) durante el conflicto americano-vietnamita.   Para agradecer este gesto, John Gunther Dean decidió realizar una donación al museo Guimet: la cabeza de una divinidad femenina en perfecto estado de conservación. La obra, de estilo Preah Ko del arte jemer, está realizada en el tercer cuarto del siglo IX.   Pero volvamos atrás en la historia. Concretamente al año 881, fecha en la que el rey Indravarman fundó el templo Bakong, consagrado a Shiva. A los pies de la pirámide, ocho templos acogían las estatuas del dios y sus esposas. Pero todo ello desapareció absorbido por la selva cuando la ciudad de Angkor (Camboya) fue abandonada en 1431.   Cinco siglos después, en 1936, la estatua decapitada de la esposa de Shiva fue encontrada por la gente de la Ecole Française d’Extrême-Orient, y enviada a París, donde es expuesta desde entonces en el museo Guimet.   El pasado mes de marzo, el antiguo embajador norteamericano, todavía conmovido por el homenaje recibido en otoño, propuso ofrecer al museo una obra de su colección. Pierre Batiste, conservador del museo, sin pensarlo dos veces, le sugirió que donara una cabeza jemer ya que todas las estatuas que posee la institución están descabezadas, y sería un gran complemento para la colección.   Dicho y hecho, a primeros de abril, Gunther Dean les envió una cabeza descubierta en 1939 en el sector este del templo de Bakong y que le había sido ofrecida en 1974 para agradecer sus acciones humanitarias durante la guerra civil, la víspera de la llegada al poder de los Jemeres rojos en Camboya.   Pierre Batiste cuenta que llegó a la sala jemer antes de la apertura del museo con la cabeza en las manos para ver dónde podría exponerla, y al acercarse a una de las estatuas sintió una duda porque las dos piezas tenían todo el aire de ir juntas. Algo escéptico, porque estaba convencido de que estas cosas nunca pasan, puso sobre los hombros la cabeza, ésta se deslizó unos milímetros, y el conservador oyó un ligero ruido, como de dos piedras que encajan una en la otra. El cuerpo de la esposa de Shiva había recuperado su cabeza.

Vídeo del día

Al menos 16 muertos en el incendio de
un centro comercial en China