Déjense de bobadas

Lo de Puri y sus croquetas. A estas alturas ya saben de qué va el lío. El anuncio es lamentable. No por machista, sino por estúpido. Está en la línea de buena parte de la publicidad de nuestros días. Los anuncios publicitarios de los organismos públicos deberían estar prohibidos. No sólo por el afán propagandístico y aleccionador. También por lo económico. Resulta indecente el despilfarro -de nuestro dinero- que llevan a cabo para anunciarnos cosas que casi nunca nos interesan. O para convertirnos a los insidiosos dogmas del ministro o ministra de turno. O de cuota. “Se inaugura una fuente en Sevilla por obra y gracia del concejal Pepítez”. “Queda abierto un nuevo tramo de siete con dos centímetros de la Autovía del Noroeste. La ministra brindará por ello con los periodistas. Qué hermosa y simpática es la ministra. Menos mal que gobernamos nosotros y no ellos. Gobierno de España”. “No fume nunca, no beba alcohol, no coma grasas, no corra, no piense”. “Mañana acto de instalación de la primera piedra de la muralla china de Racalpancero del Cogordil. Acudirá el ministro para fotografiarse con los obreros. Y el segundo del ministro. Y el tercero. Y el Secretario de Estado para los Canapés. Y su segundo. Y su hijo. Todos en la foto. No falten. Comida y bebida gratis”.

La publicidad dependiente de los ministerios sirve también para devolver favores a los medios afines. “Te compro doble página publicitaria a cambio de entrevista con el ministro y reportaje en su casa de campo este fin de semana”. O, en tiempos de crisis: “Te regalo portada de Nacional, una columna a favor en Economía y tres esquelas gratis a canjear cuando quieras, a cambio de que nos encargues esa golosa campaña contra los incendios en el océano Atlántico”. “Hecho, tío. Me quitas un peso con lo de las esquelas”.

Gobierno tras gobierno, favoritismo, despilfarro y propaganda política han marcado la publicidad de los ministerios. Es hora de un pacto entre los partidos para evitar esta situación que ensucia y empobrece nuestra democracia, ya de por sí bastante sucia y empobrecida desde los tiempos de González. Un pacto que, para nuestra desgracia, nadie firmará. Ningún partido está dispuesto a jugar limpio, pudiendo jugar sucio impunemente.

Sin embargo, el asunto de Puri y sus croquetas merece otro análisis. En un país como España, con graves conflictos llenando a diario los periódicos, es un insulto a los ciudadanos que nuestros políticos dediquen su tiempo a discutir sobre si lo correcto es que sea Puri o Manolo el artífice de las famosas croquetas. Pónganse a trabajar, señorías. O váyanse y dejen paso a una nueva generación de políticos. Que sean de izquierdas, o de derechas, o de lo que quieran, pero que estén dispuestos a pelear por el bien común. Y no a dedicar el tiempo y dinero ajeno a batallas vanas que no le importan a ninguno de sus votantes. No se les ha elegido para jugar a ver quién es más progre.

Ya indigna, oigan, tanta mojiganga y tanto teatro parlamentario. Que están los comedores sociales llenos hasta la bandera. Que hay jóvenes decidiendo si beberse la hipoteca o tirarse por el balcón. Que hay inmigrantes llegando a cientos a nuestras costas. Que el idioma español ya es delito en media España. Que la delincuencia y la violencia ascienden hasta el infinito cada año mientras las mafias internacionales campan a sus anchas en nuestras tierras. Que la educación de los españoles es motivo de chanza en media Europa. Que en USA se desternillan de risa cada vez que les enviamos un diplomático. Que hay entre uno y cuatro ministerios innecesarios chupando de los presupuestos. Que aún no sabemos quién ha pensado ni quién ha ejecutado el atentado terrorista más grande de nuestra historia. Que España es el país con más paro de toda la Unión Europea. Que nuestros servicios de inteligencia y su red de confidentes y delincuentes están salpicados de multitud de escándalos torpemente silenciados. Que la división ideológica entre los españoles crece cada semana azuzada por los que están empeñados en reabrir las tumbas del siglo pasado. Que aunque nos digan que ETA está en su peor momento, lo único cierto es que los terroristas no dejan de matar a gente inocente. Que el conflictivo panorama internacional exige un compromiso sólido y público contra el terrorismo islamista que España no manifiesta. Que la justicia española está hecha un patatal donde es imposible garantizar la igualdad ante la ley. Y que, mientras todo esto sucede, están ustedes perdiendo el tiempo en las Cortes, haciendo el ridículo con las croquetas de la Puri y dando la murga con la golfa de la psicóloga de su marido.

Vídeo del día

Al menos 16 muertos en el incendio de
un centro comercial en China

 

Señorías, trabajen un poco. O hagan como que hacen, al menos.