Democracia a prueba de DAM

Al dirigirse a la cumbre del G-8, el presidente de EEUU pasó por la República Checa para decidir definitivamente la colocación en ella de un radar estadounidense de defensa antimisiles (DAM) y agradecer a Praga su fidelidad a la democracia. Lo más curioso es que Bush habló, al parecer, con mucha sinceridad y que las autoridades checas, sinceramente, creyeron ser grandes demócratas. Y eso que existe al menos una razón para dudarlo: la decisión de emplazar el radar fue tomada a pesar de que la aplastante mayoría de los checos se pronuncian en contra.

O sea, que la democracia de la República Checa no ha pasado la prueba del DAM. También es malo el que los checos, apenas liberados de la importuna tutela de la URSS y sin haber podido deleitarse todavía lo suficiente con la independencia, hayan caído bajo la losa estadounidense.

Si Washington escogió a los neófitos de la Unión Europea para emplazar elementos DAM no fue por casualidad. La razón estriba no tanto en su cercanía al territorio ruso cuanto en la psicología de satélite arraigada en ciertos países que pertenecieron al campo socialista, hasta el grado de que ya no les importa mucho de quién depender, si de la URSS o de EEUU.

Lo mismo sucede en Polonia, cuya población también se manifiesta de forma mayoritaria contra la instalación del radar antimisiles. Cierto que Bush ni siquiera tuvo que pasar por Varsovia: los gemelos Kaczynski corren gustosamente por delante de la locomotora yanqui. ¿Iraq, DAM? ¡A sus órdenes!

Hablando de Polonia. Se puede afirmar no sólo que la democracia europea no ha pasado la prueba del DAM: tampoco la ha superado la solidaridad europea. Lech Kaczynski dijo: “Si vamos a pedir opinión a todos los miembros de la OTAN, entre los que hay algunos cuya respuesta depende de lo que diga Moscú, el sistema DAM no se creará nunca”. Me gustaría mucho preguntarle al presidente polaco quién, en su opinión, es el quintacolumnista de Moscú en la Alianza Atlántica. Y también: ¿por qué EEUU prefirió decidir este importantísimo problema político-militar apoyándose no en la OTAN sino en las relaciones bilaterales con determinados países, conocidos por su incapacidad de negarle nada a Washington? ¿EEUU no tiene la plena confianza en la OTAN? ¿O a la OTAN le falta confianza en EEUU?

Durante su visita a Praga, Bush expresó preocupación por el rumbo de la democracia rusa. Sería un tema aparte lo de analizar en qué grado tiene o no razón. Supongamos que la preocupación de Washington no carece de fundamento… inmediatamente surge la pregunta: ¿fortalecerán o debilitarán a la frágil democracia rusa los elementos del sistema DAM estadounidense emplazados en Europa?

Verdad que es una pregunta puramente retórica, pues es sabido que ya los meros planes de colocar dichos elementos en la cercanía inmediata de las fronteras rusas provocaron en Moscú una colosal preocupación, fortalecieron notablemente las posiciones del complejo militar-industrial, de los militares y otras instituciones de fuerza, y reavivaron en muchos rusos la sensación de la inestabilidad, casi la de vivir en un campamento sitiado. Es obvio que todo ello no contribuye a fortalecer a la democracia rusa, como obvio es que lo de compaginar el emplazamiento de elementos DAM en Europa y el fortalecimiento de la democracia en Rusia no funcionará.

Por último, no conviene olvidar que también en los propios Estados Unidos existe una seria oposición al emplazamiento en cuestión, en particular en el seno del Partido Demócrata, que ya aprovechó su mayoría en el Congreso para frenar la realización de algunos planes de Bush. El que el presidente de EEUU en ese caso, como en el de Iraq, menosprecie a la oposición, que le ganó las últimas elecciones, muestra que la democracia no logra pasar la prueba del DAM y cede ante los halcones, tanto militares como civiles. Y además, cede en todos los frentes: en el de EEUU, el de Europa y el de Rusia.

 
Comentarios