ETA tiene la palabra

El mapa político vasco se complica, todavía mas si cabe, tras los resultados de las elecciones celebradas el pasado domingo. El lehendakari Ibarretxe ha sido el gran derrotado de la jornada electoral, porque aunque pueda sonar contradictorio al ser la lista que él encabezaba, la de la coalición PNV-EA, la mas votada, el resultado obtenido está muy lejos de las expectativas que los nacionalistas tenían. 29 escaños, cuatro menos que los obtenidos en las últimas elecciones autonómicas, es un resultado muy pobre para quien había hecho de estas elecciones un auténtico plebiscito sobre el Plan que lleva el nombre del que ya es lehendakari en funciones.

Por el contrario,  el gran vencedor de las elecciones, tristemente, es la lista apoyada por ETA-Batasuna, la del Partido Comunista de las Tierras Vascas, que obtiene 9 escaños, dos mas que los que sacó la propia Batasuna hace cuatro años y que le convierten en el árbitro del nuevo Parlamento Vasco. Una lista que se ha podido presentar por una decisión consciente del Presidente Zapatero en la que no se sabe si ha primado mas, o bien un movimiento táctico para restar escaños a la coalición PNV-EA, o un movimiento estratégico de cara a una negociación con ETA. El primer objetivo lo ha conseguido. El segundo, sólo el tiempo lo dirá.

En el bloque constitucionalista, los resultados han sido mas que aceptables. Si hace cuatro años, el PP y el PSE sumaron 32 escaños, ahora han conseguido uno más. En la noche electoral, los socialistas vascos quisieron dar la apariencia de haber sido los grandes triunfadores de las elecciones, pero ellos saben que eso no ha sido así. Es verdad que han subido en votos y en escaños, concretamente 20.000 votos y cinco escaños mas que en el 2001, pero sus expectativas eran más ambiciosas. Si hace unos meses, incluso algunos pensaban en la sede socialista de Ferraz que podían ganar las elecciones, eso se fue rebajando hasta situar el listón en los 21-22 escaños. Al final han sido 18, uno menos de los que el PP consiguió hace cuatro años.

En cuanto a los populares, se puede afirmar que han aguantado muy bien el “tirón”. Obtener 15 escaños, cuatro menos que en el 2001, en las actuales circunstancias es un buen resultado. Además, su candidata a lehendakari, María San Gil,  ha consolidado su  recién estrenado liderazgo en el PP vasco, habiendo realizado una magnífica campaña electoral como reconocen hasta sus propios adversarios políticos.

Izquierda Unida repite resultado de hace cuatro años y obtiene tres diputados, pero ya no van a ser tan determinantes para formar Gobierno. Y Aralar, un grupo nacido hace pocos años del entorno de Batasuna, consigue por primera vez representación parlamentaria, en este caso, por Guipúzcoa.

Juan José Ibarretxe, al que en lógica democrática, y a tenor de los resultados, le corresponde tomar la iniciativa para formar Gobierno no lo va a tener fácil. En principio, la mayoría sólo la obtendrá si hace un pacto o bien con el Partido Comunista de las Tierras Vascas, o con el PSE. En este segundo caso, es obvio, que tendría que dejarse muchos “pelos en la gatera”, o dicho de otra forma, tendría que desnaturalizar en exceso su Plan.

Por tanto, es más lógico pensar que la coalición PNV-EA opte por buscar un acuerdo con la lista apoyada por Batasuna. Eso supondrá un Gobierno Vasco instalado en la radicalidad y con los representantes de ETA-Batasuna en su seno. Pero para que ese Gobierno sea posible, la banda terrorista tendrá que dar su consentimiento, algo que no parece improbable. Hay que recordar que en 1998, el PNV, EA , Batasuna y ETA intentaron sellar esa unidad de la gran familia nacionalista con la firma del Pacto de Estella. Aquello fracasó, lo que no quiere decir que siete años mas tarde se vuelva a intentar y esta vez con éxito. En cualquier caso, ETA vuelve a tener la posibilidad de decidir el futuro de la política vasca, lo cual no deja de ser muy triste. Pero así es Euskadi.

 
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