Escuchar a las víctimas

Cerca de 800 personas, de ellas 350 víctimas, se van a reunir en Valencia durante el lunes y martes de esta semana en el III Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo, que tendré el honor de dirigir y que en esta ocasión está organizado por la Universidad Cardenal Herrera-CEU de la capital del Turia, contando con la inestimable colaboración de la Fundación de Víctimas del Terrorismo. Es la tercera edición de esta reunión de carácter internacional que agrupa a víctimas del terrorismo de países tan distintos como Estados Unidos, Colombia, Israel, Gran Bretaña, Irlanda, Rusia y, evidentemente, España. En enero del 2004, Madrid fue la sede del I Congreso que tuvo su segunda edición en Bogotá (Colombia) en febrero del pasado año. Una sociedad moralmente sana , con autoestima, tiene que estar siempre y en todo momento al lado de quienes más han sufrido la sinrazón del terrorismo. Una sociedad que se precie, que quiera construir su futuro sobre pilares sólidos, tiene que oír a las víctimas del terrorismo. Más que oír: escuchar, prestar atención a lo que estas dicen y plantean, porque las víctimas, siempre han tenido, tienen y tendrán la razón. Esto es lo que en el fondo, con mucha humildad, persigue este III Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo. Todos los ciudadanos estamos en deuda con las víctimas. Ellas son, con mucho, lo mejor de nuestra sociedad. Pienso, al hacer esta tajante afirmación en todos los Países que han sufrido o sufren la lacra del terrorismo, pero sobre todo, en España. Durante muchos años , todos miramos para otro lado, dejamos a las víctimas muy solas. Fuimos un poco o un mucho cobardes, cómodos, egoístas. Gracias a Dios, esa situación ha cambiado sustancialmente. A base de tanta barbarie, los terroristas han conseguido remover nuestras conciencias y, desde hace ya algunos años, las víctimas ya no están solas. Somos muchos, millones de españoles, los que estamos con ellas. No son buenos tiempos los que corren actualmente en España con relación a la batalla contra el terrorismo y, por ende, al papel que deben jugar y el lugar que deben de ocupar las víctimas. Estas piden, únicamente, tres cosas: memoria, dignidad y justicia. Memoria para que no se olvide a las personas que han dado su vida por defender la paz, la libertad de todos. Dignidad, para que ninguna actuación de los poderes públicos mancille o pisotee a las víctimas y justicia, porque si las víctimas han renunciado a la venganza, es porque creen en la justicia. Si eso les falla, ¿en qué pueden confiar?. En esta coyuntura, el papel de la sociedad está muy claro: ha de estar muy vigilante, para que nada ni nadie ofenda a las víctimas. Expresado de forma positiva: ha de estar alerta para que estas ocupen el lugar que les corresponde. A esto es a lo que, fundamentalmente, aspira una iniciativa como la de los Congresos Internacionales sobre Víctimas de Terrorismo. Valencia va a ser por tanto, durante dos días, testigo de excepción de una reunión muy especial. Las víctimas del terrorismo tienen muchas cosas que decir. Solo hace falta que todos tengamos los sentidos muy despiertos para prestar atención y en la medida de lo posible, que casi siempre lo será, hacerlas mucho caso. Es lo mínimo que se merecen quienes han sufrido más directamente la barbarie terrorista.

 
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