Happiness is a habit! Cultivate it!

¡Vaya chasco me llevé al abrirlo¡. Me lo regaló una norteamericana amiga de mis padres cuando cumplí ocho años. Se lo agradecí, pero lo que menos me esperaba era ese cartel de madera, pequeño y alargado. En él ponía, con letras de colores algo, que a esa edad, no entendí del todo: HAPPINESS IS A HABIT; CULTIVATE IT!

                Estuvo por ahí, olvidado durante años. Cuando avancé en madurez y en mi dominio del inglés, descubrí su verdadero sentido y significado: LA FELICIDAD ES UN HÁBITO; ¡CULTÍVALO! Desde hace años, ese mismo cartel ocupa un sitio preferente en mi lugar de trabajo. Es lo primero que leo nada más llegar y cada día me lo creo más. 

                Este recuerdo me vino a la mente leyendo el artículo de Carlos Chiclana; ‘Se buscan optimistas para cambiar el mundo’, publicado en este periódico el 18 de enero de 2010. Artículo con el que pasé un gran rato y recomiendo su lectura.

Optimismo, alegría, risa y ‘sonrisa Duchenne’; herramientas muy útiles para la vida, que a ser posible hay que llevar y usar a menudo. La sonrisa conduce a la felicidad y a la inversa.

Tan importante es sonreír, que los investigadores han catalogado distintos tipos de sonrisa. Una de ellas es la llamada ‘sonrisa Duchenne’. Denominada así en honor de su descubridor e investigador, Guillaume Duchenne, se caracteriza por ser una respuesta involuntaria frente a emociones genuinas. Podríamos referirnos a ella como la ‘sonrisa auténtica’. En el polo opuesto la ‘sonrisa sardónica’, especie de mueca facial producida por el tétanos o por el envenenamiento con estricnina, pero ésta ni nos conviene ni interesa.

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La sonrisa es un acto que nos diferencia del mundo animal. Ya sonreímos en el útero materno. Se trata de un acto reflejo en momentos de satisfacción, que más adelante evolucionará hacia una sonrisa social y voluntaria.

Sonreír, es una opción que se nos da desde antes de la cuna, pero que tal vez, alguno de nosotros, tengamos que recuperarla, practicarla y mantenerla más activa en las relaciones con lo demás, en nuestro entorno laboral, familiar en definitiva en la vida diaria.

“Una sonrisa cuesta menos que la electricidad, pero da más luz”, Proverbio escocés

“Empieza cada día con una sonrisa y mantenla todo el día”, W.C Fields.

“La sonrisa es a la belleza lo que la sal es a la comida”, Anónimo

“El niño reconoce a la madre por la sonrisa”,    León Tolstoi

¿Realmente los hijos nos reconocen por nuestra sonrisa?, ¿o la hemos perdido entre rutinas, discusiones, incomunicación, problemas, prisas, gestos ácidos…?

“Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con el filo de una espada” William Shakespeare.

 “Una sonrisa cuesta poco y produce mucho”. Anónimo

La sonrisa es una herramienta educativa que los padres, en general, usamos poco. Se nos olvida sonreír con más frecuencia a nuestros hijos. Y hay que intentar hacerlo aunque, en algunas ocasiones, no lo merezcan.

Si sonreímos aprenderán a sonreír y además nuestras palabras surtirán, en la mayoría de las veces, un mayor efecto.

“Trate a sus hijos como a invitados”. Frase curiosa, que no sé donde leí, pero me llamó mucho la atención. Me la suelo repetir y recordar, y me ayuda a tratar a mis hijos, con respeto, cortesía y con la sonrisa que se merece un invitado. Aunque a veces, tampoco se lo han ganado. Si lo hacemos así, aumentará la posibilidad de que aprendan poco a poco a relacionarse con nosotros y con los demás en los mismos términos.

Decir y   pedirles las cosas “por favor” y con una sonrisa, hablar con volúmenes y en tonos moderados, dar “las gracias” sonriendo, mirarles y sonreír…gestos amables y de cariño que tienen un gran efecto positivo en todas las personas y más aún en nuestros hijos. 

Marcarnos el objetivo de sonreír a cada hijo/a, por lo menos, cinco veces al día. Y el doble al que más follón y problemas nos de. No “tiremos la toalla” con los hijos/as que mas lo necesitan. Con ayuda, paciencia, trabajo, constancia, optimismo, confianza en su capacidad de cambio y nuestra sonrisa; podremos conseguir poco a poco, cambios positivos y sorprendentes. Es importante que la primera de esas cinco sonrisas personalizadas, sea por la mañana con un “buenos días”; “Regala una sonrisa, es el mejor alimento del alma en cada mañana”. Juda Hemo

 Añadamos un motivo más para sonreír a los hijos; fruncir el ceño moviliza cuarenta y cuatro músculos y provoca muchas arrugas, mientras que una sonrisa necesita sólo diecisiete y hace que nuestro cerebro produzca endorfinas, el mejor calmante para el cuerpo y la mente.

Habrá ocasionas en las que no tendremos ganas ni motivos para sonreír, pero intentemos hacerlo. La sonrisa tiene la cualidad de poder surgir entre la desgracia más absoluta.

La otra noche, nos invadió una tristeza profunda viendo un programa monográfico del terremoto de Haití. Horror, muerte y desgracia por todas partes. Pero lo que más nos impactó fue contemplar en la pantalla caras sonrientes entre sus víctimas, algunas habían perdido a sus familiares, otras gravemente heridas y viviendo en condiciones infrahumanas…pero sonreían.

“Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quién la recibe, sin empobrecer a quién la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, nunca se borra.” Anónimo.