Jóvenes y sociedad

Los niños y jóvenes de hoy son el futuro de nuestra sociedad y es nuestra responsabilidad proporcionarles la más completa y mejor formación en todos los ámbitos, lo que además de redundar en su propio beneficio lo hará también en el de la sociedad en su conjunto. La educación es un pilar fundamental para que las nuevas generaciones estén preparadas para afrontar los retos de la vida, tanto desde el punto de vista académico como desde el humano, de la convivencia, de los valores, del respeto a los límites, a los demás y a si mismos. Los niños aprenden del ejemplo de sus padres, de las enseñanzas del colegio, de su relación con los demás, de los amigos y del entorno que los rodea.

Por eso, cuando desde el poder se diseñan proyectos de ingeniería social que tratan de establecer modelos ideológicos y de comportamiento únicos, que banalizan aspectos clave y de una trascendencia indudable para las personas como son el sexo, el compromiso o el respeto, las consecuencias pueden ser catastróficas. Es una tragedia que una niña sea violada por otro niño pero es evidente que el agresor tiene que ser, además de castigado, reeducado. No basta con modificar la ley del menor, es imprescindible un cambio sustancial en los modelos de conducta que desde el ámbito público se están transmitiendo a los jóvenes.

El Gobierno, cuando quiere, sabe actuar con firmeza. Así lo hizo con respecto a la Seguridad Vial aprobando una ley dura y estricta que ha hecho que la siniestralidad y las muertes en carretera desciendan considerablemente. Aquí no le importó mostrar su cara más autoritaria. Si desde la Administración se hubiese lanzado a los conductores el mensaje de que no se preocupen si beben antes de conducir porque hay muchos talleres que pueden arreglar sus coches en caso de accidentes y hospitales donde les pueden curar, es evidente que las cifras de siniestros se habrían disparado. Eso es lo que está ocurriendo con la educación de los jóvenes. Desde el Gobierno de España se les anima a practicar el sexo alegremente, como un juego inofensivo, siguiendo los impulsos más primarios, sin ningún control. Las consecuencias de esta actitud son cien mil abortos al año y como estamos viendo estos días, terribles agresiones que denotan un embrutecimiento patológico de la personalidad.

Es urgente reconocer el origen del problema para poder atajarlo. La realidad es la que es, aunque el sectarismo o los prejuicios la intenten disfrazar. Si queremos que nuestra sociedad prospere - en todos los sentidos- tenemos que educar a los jóvenes en el respeto a los demás y a sí mismos. Si creamos monstruos, habrá que analizar cuales han sido los elementos que lo han hecho posible: la desestructuración familiar -favorecida por la ley del divorcio express y la falta de apoyo a la familia-, el desprestigio de conceptos como la autoridad, la disciplina, el respeto o el valor del esfuerzo y de la contención, y también, de forma significativa, la influencia de los medios de comunicación, cuya programación en muchos casos deja muchísimo que desear y frivoliza de forma irresponsable con las relaciones humanas, emitiendo programas de calidad deplorable que solo buscan audiencia a cualquier precio.

Para los padres y educadores es muy difícil enseñar contra corriente. Tienen que adaptarse a los tiempos y a las tendencias tratando de contrarrestar en aquello que consideran más esencial. Pero cuando desde las máximas instancias del Estado se afirma que los padres son “interferencias” y esas declaraciones las escuchan nuestros jóvenes, no cabe duda de que les influyen o confunden y pueden hacerles perder una referencia básica -la ascendencia sobre ellos de sus padres- necesaria para crecer y madurar con equilibrio. La cultura de la permisividad y la relativización, como si nuestros actos no tuvieran consecuencias, nos llevará -guste o no guste a nuestros progres gobernantes- a una sociedad mediocre, inculta y primaria. Y no olvidemos que los más vulnerables a estas políticas del “todo vale” son precisamente los que menos recursos tienen para buscarse otras alternativas y otros modelos.

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