Políticos a la carta

Los usuarios de servicios de televisión de pago abonados a ONO o Imagenio empiezan a familiarizarse ya con los denominados servicios de “televisión a la carta” que ofrecen estas dos plataformas digitales y que no son accesibles a los abonados de la plataforma satelital de pago Digital Plus. Por seguidismo de lo anglosajón, algunos llaman a estos servicios “vídeo bajo demanda”, traducción directa del “video on demand” (VOD) con que se denominan, de manera más o menos generalizada, en la mayoría de países en los que se están implantando.   Frente a los canales convencionales de televisión, que organizan sus contenidos de manera lineal, en forma de parrillas, y frente a los contenidos de pago por visión, que son como las sesiones continuas de cine –la misma peli se repite en un canal una y otra vez-, el vídeo bajo demanda permite al usuario elegir realmente en cada momento lo que quiere ver. Desde la programación de las propias cadenas de televisión -saltándose a la torera los horarios de emisión de éstas o recuperando emisiones ya pasadas- hasta películas ofertadas a través de servicios que se asemejan a los videoclubes, todos los contenidos audiovisuales que pueda uno imaginar son susceptibles de ser ofertados bajo la forma de televisión a la carta.   Hasta la política puede ser diseccionada, almacenada, ofertada y servida en píldoras suministradas previa petición. Así lo han comenzado a experimentar algunos operadores de cable norteamericanos, que además de distribuir canales comunitarios y de servicio público en los que se emiten debates electorales, sesiones de comités y organismos públicos, etc., han decidido comenzar a ofrecer también estos programas de contenido político bajo la modalidad de acceso a la carta, para que los ciudadanos puedan verlos cuando quieran y cuantas veces quieran.   Según relata la edición on-line de The Wall Street Journal, la experiencia parece haber tenido cierto éxito entre los votantes de Lincoln (Nebraska), cuyo operador de cable ofreció en menú a la carta los debates entre los candidatos de la última campaña electoral del estado, celebrada en mayo. No hay datos sobre cuántos votantes de la ciudad decidieron hacer uso de esta facilidad y solicitaron alguno de los debates celebrados. Tampoco se han facilitado datos de otras dos experiencias similares desarrolladas por Comcast, el mayor operador de cable de los EE.UU., que puso en marcha el proyecto “Candidatos bajo demanda” en 2004, para las elecciones al Senado de Colorado, y en 2005 para las elecciones a gobernador del estado de Nueva Jersey.   ¿Habría interés en España por servicios de este tipo? Seguro que el ingenio nacional sería capaz de encontrar aplicaciones democráticamente avanzadas. ¿Se ha perdido usted la última bronca municipal sobre los nuevos parquímetros? No se preocupe, que su operador local de cable se la ofrece para que usted la vea cuando mejor le convenga. ¿No llegó a tiempo de ver cómo daba caña la presidenta Aguirre al opositor Simancas en la Asamblea de Madrid? Tranquilo, que ahora le abrimos el acceso para que pueda verlo en nuestro sistema de “políticos a la carta”. ¿Quiere demostrar a sus amigos que tal gobernante miente más que habla? Haga click en el menú de su televisor y recupere las evidencias audiovisuales. Todo sea por la democracia y la mejor información de los ciudadanos. Eso sí, que nadie busque grandes debates, porque no los encontrará. Esto es España y aquí, cuantos menos riesgos se corran ante las cámaras, mejor.

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